Queremos destacar aquí y ahora algunos de los núcleos que consideramos relevantes para afrontar los retos de la educación del siglo XXI.
En un mundo que se digitaliza a marchas forzadas, la educación no puede permanecer ajena en modo alguno a este inmenso reto. Alumnos, profesores, familias y sociedades han de llevar a cabo una puesta al día, pues la digitalización ha llegado para quedarse y para transformar considerablemente nuestras vidas. Más vale, pues, que asumamos este desafío cuanto antes.
Los profesores no pueden ni deben limitar su función a la pura transmisión de conocimientos. La información, relevante e irrelevante, se halla por doquier a nuestra disposición. Hay que aprender a seleccionarla y a convertirla en verdadero conocimiento. He aquí una de las grandes funciones del profesorado.
Los alumnos no debieran continuar siendo pasivos ante lo que se les explica. Tienen que colaborar en la creación de un conocimiento que progresa continuamente. El mundo que nos rodea es cambio, las sociedades están permanentemente modificándose, cada uno de nosotros hemos de ir haciendo camino al andar.
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