La crisis del capitalismo democrático

Wolf, M. (2023). La crisis del capitalismo democrático. Por qué el matrimonio entre democracia y capitalismo se está diluyendo y qué debemos hacer para solucionarlo. Barcelona: Deusto.

Portada del libro

El autor es de los que no necesitan presentación especial, debido a su ya patente reconocimiento internacional. Además, el asunto que analiza puede ser considerado de enorme interés para cualquier persona de nuestro tiempo, dada la crisis matrimonial que estamos viviendo entre el sistema capitalista -predominante en nuestras actuales sociedades- y la democracia -valor a conservar o, si fuera posible, a mejorar frente a las presentes dictaduras de la propaganda-.

La dedicatoria ya es un claro presagio de lo que se pretende en el volumen: que la generación de los nietos lleve a cabo un trabajo mejor que el realizado por nosotros (nuestro futuro ya no es lo que era). No está mal para empezar.

Pues comencemos raudos para entender el cambio sustancial con respecto a lo que tenemos en estos momentos: el paso a una auténtica democracia liberal -libertad positiva y negativa- (democracia participativa de sufragio universal) y a una economía de mercado, en la que juegan papeles centrales los mercados, la competencia, la iniciativa económica y la propiedad privada, superando las así denominadas imperfecciones del mercado y compartiendo los inevitables sacrificios. El compromiso y la colaboración de política y economía han de dar lugar a gemelos simbióticos (entrelazamiento frágil entre partes independientes que se necesitan: los opuestos complementarios).

¿Cuál es el punto de partida para ese propuesto cambio sustancial? Los frecuentes fracasos económicos que han llevado a perder la fe en el capitalismo reinante, junto con los fracasos políticos que han minado la confianza en la democracia liberal. A ello ha de añadirse el ascenso económico -vertiginoso- de China (reforma y apertura), logrado sin la necesidad de comulgar con la unión de la democracia y del libre mercado –capitalismo democrático-. Más bien, debido a lo impuesto en este inmenso y poderoso país: el capitalismo autoritario burocrático.

Parece a todas luces que estamos asistiendo a una recesión democrática plutopopulismo-, que hemos de tratar por todos los medios de corregir mediante justamente el cambio sustancial. Nos vemos en la necesidad de constatar ahora la fragilidad de los gemelos simbióticos -política y economía-. En vez de colaborar se pueden incluso volver mutuamente destructivos. Es una realidad el que se esté desestabilizando el equilibrio entre política y economía, entre el Estado y el mercado.

Ahora bien, el marco general de comprensión en el que tendrá cabida tanto el punto de partida como el cambio sustancial es el histórico: el paso de las autocracias bien a las democracias o bien a las anocracias (países con gobiernos incoherentes, inestables e ineficaces).

Las democracias –representativas de sufragio universal– son más recientes de lo que a veces imaginamos (aproximadamente un siglo de antigüedad). Los peligros que las acechan están por doquier: la ansiedad por la pérdida de estatus, la democracia en venta, el aumento de las desigualdades, el precariado, la falta de confianza en la clase dirigente, la austeridad, la nostalgia reaccionaria, la desindustrialización, las externalidades, el cortoplacismo, las rentas de monopolio, el populismo –hostilidad a las élites intelectuales (brahmánicas)  y rechazo del pluralismo, incluso en las democracias de la renta alta-, la cultura de la cancelación, el hiperindividualismo, los privilegios, la irresponsabilidad empresarial, la corrupción, la evasión y la elusión fiscales, la epistocracia, por traer a colación unos cuantos de los más representativos.

El caos podría llegar a ser incluso un enemigo más poderoso para las democracias que para las autocracias. Si no las cuidamos, las crisis -graves- estarán servidas, como se atestigua a lo largo de toda esta obra (el año 2024 podría marcar el fin de la democracia liberal estadounidense).

Es ciertamente un libro bien documentado. Gracias a ello, se nos posibilita reflexionar con criterio y, en consecuencia, matizar ciertos juicios de valor (la democracia socialista es una quimera, un fuego fatuo; el utopismo es absolutamente destructivo) no del todo en consonancia con el rigor científico que debiera guiar los pasos de toda persona amante de la buena ciencia.  

El valor de este voluminoso trabajo de casi 500 páginas radica en poner de manifiesto de forma clara que el frágil maridaje entre democracia y capitalismo está en peligrosombrío desencanto: época problemática para ambos sistemas– y ofrecernos indicadores de cómo superar esta situación actual -democracias capitalistas del bienestar: el mercado en estrecha colaboración con el Estado, la ingeniería social gradual, el nuevo New Deal (seguridad, oportunidad, prosperidad y dignidad), el apoyo público a la ciencia y a la innovación, la mayor separación posible del poder y la riqueza, superación de la trampa de Tucídides (de la desconfianza y miedo mutuos)…. Lo que es de agradecer. El objetivo final de la renovación del capitalismo y la democracia ha de estar fiado en la ciudadanía. ¿Lectura, en consecuencia, muy aconsejable? Sin duda.

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