En el título se pone de manifiesto que es posible –de hecho es lo que ocurre- distinguir al menos tres grandes tipos de educación. La formal, que es en estos momentos, afortunadamente, la conocida por la mayor parte de la población mundial: la que cuenta con un reconocimiento oficial –acreditación- por parte de los diferentes estados. La no formal: aquella que si bien comporta procedimientos semejantes a la formal –profesores, alumnos, aulas…-, no está garantizada por los poderes públicos –gobiernos-, con los correspondientes títulos oficiales. Suele ser complementaria a la formal. La informal: los contextos son extraescolares, los ambientes informales y trata de fomentar una formación más personal y cultural. Se extiende por doquier y más en estos tiempos en los que toda clase de información circula permanentemente por las redes en nuestro mundo digitalizado.
Uno de los retos prioritarios de ACIPE es el de intentar lograr que estos tres tipos de educación se encuentren vertebrados por la buena ciencia. Al ser una Asociación Científica sin ánimo de lucro esta buena ciencia ha de estar al servicio de toda la ciudadanía.
¿Pero qué es eso de la buena ciencia? La proveniente de las visiones obtenidas al subirnos a los hombros de gigantes intelectivos, siguiendo la recomendación de una de las mentes más brillantes de todos los tiempos: la de Newton.
Las obras de los Premios Nobel de distintas áreas de conocimiento científico pueden ser un buenísimo primer paso en el ascenso por la escalera de la excelencia, abierta y disponible para todo el mundo. Otros reconocimientos internacionales también constituyen una extraordinaria pista para la selección de libros relevantes. En los inicios de 2023 ya contamos con más de un centenar y cuarto –más de 125- de obras cuya lectura nos adentra sin duda en la buena ciencia: https://acipe.es/category/analisis-libros.
Ahora bien, como es posible imaginar, son demasiadas las recensiones de libros ya existentes. Sería bueno contar con una guía facilitadora que nos permitiera ir al núcleo de interés de cada momento.
Eso es lo que se puede encontrar en el museo digital de ACIPE. Podrás observar que aquí las inteligencias analógicas –humanas- y digitales –algorítmicas– colaboran al servicio de la ciudadanía. Los cuadros y las nubes de palabras, creados por la inteligencia algorítmica, nos conducen fácilmente al trabajo –recensiones- realizado por la inteligencia humana. Con estos estímulos, si te apetece, ya puedes entrar en el territorio de la buena ciencia. Sin apenas darte cuenta, tu mundo habrá cambiado considerablemente para bien y para siempre.
Así, ya quedan formadas las comunidades de enseñanza y aprendizaje –formal, no formal e informal-, que practican círculos virtuosos –buenos docentes y discentes-, gracias a los cuales estaremos mejor preparados para disfrutar de un presente y un futuro halagüeños –optimización de nuestras capacidades-, sabiendo que gracias precisamente a ellas también podremos afrontar, con alta probabilidad de éxito, los grandes retos (amenazas) que a buen seguro se nos avecinan o que incluso ya han hecho acto de manifiesta presencia –cambio climático, desigualdades, discriminaciones, entre otros desafíos vitales-.
La buena ciencia nos hará más libres, más sabios y más humanos. Practiquémosla y veamos si así sucede. Ánimo, pues. Está en tus manos.