Ayala, F. J. (2017). Madrid: Alianza Editorial.
¿Clonar humanos? Ingeniería genética y futuro de la humanidad.
Portada del libro clonar humanos
No es necesaria una presentación especial del autor de este libro. Es bien conocido para los apasionados por la divulgación científica, tanto a escala nacional como internacional. El núcleo de su interés científico, puesto de manifiesto en sus libros, ha sido y sigue siendo la evolución humana. Por eso no es de extrañar que las primeras líneas de esta nueva obra sean un recordatorio de lo tratado en las anteriores: El descubrimiento de la evolución humana a partir de no humanos es quizá el descubrimiento más importante de las ciencias naturales para nuestro propio conocimiento.
Somos el producto de una evolución que no ha sido previamente diseñada para que finalice con la aparición de nuestra especie: Homo sapiens. La selección natural sigue ejerciendo su función, por lo que seguimos evolucionando, como el resto de especies. Ahora bien, una serie de rasgos concatenados (bipedestación, cerebro grande –hipertrofia del cerebro-, habilidad manual, lenguaje, pensamiento, consciencia…), que patentemente nos diferencian del resto de animales, posibilitan que esté en nuestras manos llevar a cabo un cambio radical de la evolución: de no ser hasta el presente propositiva a poder serlo a partir de ahora. Estamos y nos sentimos capacitados, al menos en buena parte, para diseñar nuestro futuro, el de la humanidad, mediante el desarrollo y la utilización de la ingeniería genética (la cuarta revolución, tras la del vapor, la electricidad y la del ordenador). Con la genómica, la biología entra a formar parte de la big science.
Hoy podemos constatar que la evolución biológica se ha superado a sí misma (aun siguiendo presente), dando lugar a un nuevo modo de evolución: la propositiva (la evolución cultural). La selección natural cede el paso, aunque sigue en carrera, a una ingeniería derivada de los conocimientos del genoma humano. En el pasado, los diversos organismos (unidad evolutiva de la vida) han ido cambiando sus constituciones genéticas, a lo largo de siglos y generaciones, de acuerdo a las exigencias de los distintos ambientes. Ahora, los humanos podemos modificar a la par, en cierto grado, tanto nuestras herencias genéticas como las herencias culturales, así como las interacciones entre ambas. La evolución puede ir (e irá) más rápida y estará, además, dirigida. Todo un cambio verdaderamente sustancial para el que conviene estar bien preparados, pues la humanidad va consiguiendo conocimientos y técnicas para dirigir su propia evolución, como se manifiesta con la ingeniería genética: conjunto de técnicas que permiten la recombinación del ADN en el laboratorio y su implante en los organismos.
La ingeniería genética puede ser negativa: terapia o cirugía genética (técnicas para corregir defectos en el ADN) o positiva: reemplazo de genotipos actuales por otros más deseables, bien sea de tipo somática o germinal (reproductora). Uno de los métodos actuales más potentes para realizar estos objetivos es CRISPR-Cas9, que permite cortar cualquier secuencia de ADN en cualquier organismo, incluidos los humanos. Así pues, ya es posible “editar” genes particulares, activándolos o desactivándolos a conveniencia.
A la luz de lo expuesto, podemos intentar dar respuesta a la pregunta del título referida a la clonación de los humanos. Clonar genes se hace de forma rutinaria. Con la técnica PCR (reacción en cadena de la polimerasa) se pueden obtener millones de copias de un gen en solo unas horas. La clonación o duplicación celular en el laboratorio es práctica corriente desde hace decenios. En cuanto a la clonación humana, hay que distinguir la clonación terapéutica (clonación de células embrionarias) y clonación reproductiva (transferencia a un óvulo del núcleo de una célula somática). Esta última ha tenido lugar en animales, pero no se practica de momento en humanos. Sí se está llevando a cabo una clonación limitada, mediante la técnica de reemplazamiento mitocondrial (MRT), gracias a la cual se obtiene un embrión con genes de tres individuos. Entonces, ¿es posible o no clonar humanos? La respuesta contundente del autor: la constitución genética de una persona puede clonarse, el individuo no.
Si, como parece claro, hemos de hacernos cargo de la dirección de nuestra evolución –la de la humanidad-, parece coherente que vayamos analizando nuestro potencial científico y tecnológico –que es mucho-, para detectar sus ventajas y desventajas. Este trabajo de síntesis divulgativa constituye un buen paso para iniciarse en el ejercicio de nuestra responsabilidad presente y futura, ante decisiones que pueden afectar sustancialmente a nuestra actual condición de humanos.