Antes de la tormenta

Beckerman, G. (2022/23). Antes de la tormenta. Los orígenes de las ideas radicales. Barcelona: crítica.

Su autor ya sabe lo que significa que alguno de sus libros haya sido considerado mejor libro del año o ganar premios prestigiosos. La tesis defendida en éste, puede quedar así sintetizada: antes de la tormenta –ideas radicales, que cambian el mundo-, la incubación. Con posterioridad la difusión y la sostenibilidad. ¿No intuyes que puede resultar fascinante la lectura? Así se lo ha parecido a ilustres lectores -autores  a su vez de trabajos relevantes-. Apresurémonos a saber algo de su contenido, de los patrones subyacentes a los conceptos más amenazantes y liberadores, de las etapas de su desarrollo,  ¿no te parece? Creo que te animas. Procedamos, pues.

El análisis de la vida de un personaje histórico dedicado al conocimiento –es el caso de Peiresc, siglos XVI y XVII-, nos va a proporcionar el primer conjunto de características del patrón, en este caso, del surgimiento de un enfoque científico y de sus nuevos hallazgos, que echaron por tierra las visiones hasta ese momento vigentes, gracias a la paciencia, el tesón y la colaboración de los miembros de la República de las Letras.

De igual modo, se lleva a cabo el correspondiente análisis histórico de la solicitud del sufragio universalCarta del Pueblo: el cartismo– en la Cámara de los Comunes a finales del siglo XIX. Aquí, nos volvemos a encontrar con características matizadas -complementarias- del patrón explicativo del surgimiento del sufragio universal: la unión y la coherencia entre las metas y los medios para conseguirlas (las peticiones firmadas).

Otro medio distinto es el de la utilización de la imaginación mediante manifiestos para que los futuristas pudieran intentar hacer realidad sus fantasías, con independencia de nuestra valoración actual de las mimas, a  comienzos del siglo XX. Más avanzados en el tiempo –ya en Accra, 1935– el relevo (el testigo) del patrón explicativo recae ahora en el debate, utilizando el periódico como foro público. 

Traspasada la mitad del pasado siglo –en Moscú, 1968- podemos encontrar otro elemento esencial del patrón buscado y analizado: el enfoque (textos samizdat: autopublicación), vertebrado por la  transparencia (glasnost).

Más cercanos a nuestro siglo (en Washington, 1992), podemos añadir otro elemento más: el control de la propia vida –Jigsow (rompecabezas), gracias a la antipublicación (magazine), centrada no tanto en el producto como en el proceso, en el método –riot grrrl: cambiarlo todo-.

Damos así paso al interludio: el ciberespacio, a la comunidad virtual, diferenciada, aunque continuadora -al menos en parte-, de la red de corresponsales de Peirecs, los textos samizdar o la red de fanzines. La gran diferencia: la velocidad y la escala de la comunicación. La gran semejanza: el esfuerzo colectivo.

Ya en pleno siglo actual, nos detenemos en La plaza (El Cairo, 2011) para analizar otro nuevo tipo de disidencia digitalizada –una imaginación alternativa: una utopía-, en parte defraudada después por los propios medios digitales –harakiri digital-, inicialmente tan sumamente novedosos y esperanzadores: el efecto positivo de la red. Así, la chispa encendida en Tahrir se extinguió en Rabaa: la Primavera Árabe había terminado.

Seguimos, a finales de la segunda década del siglo XXI, con las Antorchas (Charlottesville, 2017): la lucha a muerte en favor de los varones blancos estadounidenses, quienes trataban de hacer creer a los demás –importancia de la percepción- que eran las víctimas de una cultura feminizada e inclusiva.

Y así llegamos a 2020 –el virus (Nueva York) y los nombres (Minneapolis. Black Lives Matter: uno de los mayores movimientos de EE.UU., un gran estallido de visibilidad)-, que es nuestro fin del trayecto. Lo que nos ha sucedido recientemente con el coronavirus  puede calificarse con rigor como pandemia de libro. El problema surge cuando apenas se leen los buenos libros.

Concluyendo: nuestras vidas forman un continuo de aprender y desaprender viejas y nuevas ideas. ¿Cómo se produce esto? ¿Por qué ciertas creencias se desvanecen y otras perduran? ¿Qué mecanismos o patrones subyacen a su surgimiento y declive?

En este libro se nos proporcionan algunas pistas interesantes –la formación de mentes colectivas, por ejemplo-, como se ha puesto de manifiesto con ejemplos ilustrativos desde aproximadamente el siglo XVII hasta nuestros días. Creo que merece la pena que las valores. Ánimo, pues, con la lectura. Te dará en qué pensar, lo que sin duda es buena cosa. Mejor de lo que en ocasiones se cree.

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