Ferguson, N. (2021). Desastre. Historia y política de las catástrofes. Barcelona: Debate.
Este historiador, profesor y escritor ya ha mostrado con sus obras previas que su fama internacional es más que merecida. Las valoraciones del libro van en la dirección que cabía imaginar: historia magnífica, fascinante, rigurosa y brillante. Veamos si realmente su detenida lectura –con sus más de 600 páginas- ofrece un claro apoyo empírico a lo afirmado.
Conviene tener presente desde un comienzo que lo que se nos va a proponer es ni más ni menos que una teoría general de los desastres, que incluye como es lógico la presente pandemia. Las notas estructurales de esta teoría ponen de manifiesto que los desastres: 1) son intrínsecamente impredecibles –ámbito de la incertidumbre-; 2) que no hay dicotomía clara entre desastres naturales y provocados por los humanos; 3) que la responsabilidad principal suele residir en la cadena de mando intermedia -sin excluir la ineptitud del liderazgo-; 4) que los contagios de cuerpos y mentes muestran una estrecha relación –circularidad-; 5) que es muy importante la velocidad de la reacción ante las alertas tempranas.
La pregunta esencial que nos deberíamos hacer es: ¿podríamos aprender de lo sucedido en el pasado, los gobiernos y la ciudadanía de nuestro planeta, a fin de estar todos mejor preparados ante los posibles desastres –diversos tipos de catástrofes o colapsos- del futuro? Específicamente se hace referencia, por un lado, a las disfunciones burocráticas –pandemia mundial de desgobiernos- y, por otro, a conseguir que las sociedades y los sistemas políticos sean más resilientes, más antifrágiles, es decir, que no sólo resistan, sino que también se fortalezcan. Hemos de prestar así especial atención a las intervenciones no farmacológicas:cuarentenas, distanciamiento físico y social, ventilación… Debemos tener presente que nunca es demasiado pronto para empezar a aprender de nuestros errores. Necesitamos pues un nuevo tipo de ciudadano/a –colaborativo e instruido-, si queremos poner a salvo a la humanidad.
El libro, para fundamentar y justificar académicamente lo propuesto, está vertebrado según unos núcleos temáticos que son componentes esenciales de las catástrofes: 1) el significado de la muerte, desde un punto de vista individual, de las distintas clases de colectivos e incluso de la humanidad-; 2) ciclos y tragedias –el curso real de acontecimientos y su posible predicción: teorías cíclicas de la historia, semejanza con el ciclo vital, tragedias; 3) desastres infrecuentes: ¿son rinocerontes grises -catástrofes fácilmente previsibles-, cisnes negros –difícilmente previsibles- o reyes dragón –de una gran magnitud/sucesión de desastres-?; 4) el mundo y ciencia de las redes: la biología moderna encuentra redes en todos los niveles de la vida de la tierra e igualmente existen las redes sociales -de ahí el Homo dictyous (hombre en red)-; 5) el engaño de la ciencia: no es ciencia sólida todo lo que ha ido apareciendo con tal denominación (frenología, eugenesia, higiene racial…); 6) la psicología de la incompetencia política: contra la estupidez hasta los creados dioses luchan en vano -es constatable una desintegración organizativa-; 7) la pandemia de 1957/58 y el ébola: se analizan las secuelas en salud y las de tipo económico y político-; 8) la geometría fractal del desastre: se explican los errores activos y latentes, presentes en las grandes y pequeñas catástrofes-; 9) las plagas y sus consecuencias económicas: los médicos silenciados y las redes sociales censuradas, mucha materia oscura por explicar, ¿senicidios?, la esclerosis burocrática, llegar demasiado tarde, la vetocracia tan presente en nuestros días, las redes de noticias falsas –era de la posverdad-, infodemia de teorías de la conspiración, los desastres económicos sin paliativos –pánico financiero…-, virus de Schrödinger, las reaperturas estúpidas, los contagios biológicos y políticos que a menudo coinciden –contagios simultáneos-; 10) la segunda guerra fría: hay que procurar evitar la trampa de Tucídides -enfrentamiento entre una potencia en ascenso (China) y otra hegemónica (Estados Unidos). Para ello es pertinente tener en cuenta a un tercer cuerpo: el de los no alineados; 11) posibles perspectivas futuras para la humanidad: el cambio climático, la ingeniería genética (CRISPR), el totalitarismo, los mundos distópicos, ¿las Casandras oficiales?
Más allá del acuerdo o desacuerdo con la teoría general de los desastres defendida y de los postulados políticos de Ferguson, la obra resulta muy bien documentada y escrita, por lo que si alguien está interesado en entender debidamente el presente de nuestra pandemia y sus derivados, junto con los pertinentes marcos útiles del pasado –otras pandemias, otros desastres de la humanidad-, no debería dejar pasar la oportunidad de su lectura. Ésta le ayudará sin duda a ser considerablemente más sabio, pues será testigo de un inmenso despliegue de conocimientos históricos relevantes, unidos con gran maestría por su autor. Es un libro oportuno y necesario, que testimonia justamente los epítetos recibidos por la crítica: brillante, riguroso y fascinante.