Toda una vida, todo un siglo (XX+)

Si queremos ver más y mejor tal vez sea buena idea subirse a las espaldas de personas de elevada altura intelectual. Una de ellas bien puede ser Morin, que nos dice que para envejecer bien hemos de mantener la curiosidad de la infancia, las aspiraciones de la adolescencia, la responsabilidad del adulto y las experiencias vitales de las etapas previas.

¿Cuál sería el producto final de estas etapas, según el libro que ahora estamos comentando (2022), titulado Lecciones de un siglo de vida?

La poliidentidad –identidad una y múltiple: unitas multiplex-, no tanto como anomalía cuanto como riqueza. Primera lección magistral, que vale tanto a escala individual como nacional. Ayuda a ello sin duda el conocimiento transdisciplinario. Se puede decir que cada uno es un todo para sí, a la vez que casi nada para el todo.

El condicionamiento circular de las suertes y las desgracias entremezcladas. Así ocurre en  las vidas humanas. Vivir es navegar en un océano de incertidumbres (casi a tale told by an idiot, full of sound and fury, signifying nothing). Hemos de sentir la necesidad de estar preparados para que ocurra lo inesperado.

El saber vivir (da más bien vida a tus días que días a tu vida). Las pequeñas felicidades son innumerables: hay que vivirlas plenamente, mediante las aperturas -al prójimo, al mundo, a la vida y a la humanidad- y los reconocimientos mutuos, como humanos.

La complejidad humana (homo sapiens demens) como lucha activa contra los simplismos, los unilateralismos y los dogmatismos. El ser humano es complejo y versátil. Las transformaciones que se producen con la edad y la experiencia no necesariamente acaban conduciendo a la lucidez. Somos sonámbulos superficialmente despiertos. Hemos de estar, pues, atentos a esa complejidad vital camino de la sabiduría.

El torrente del siglo: horror a todo lo que ofende y humilla -humanismo universalista-, derivado de las imborrables experiencias de las crisis, económicas y políticas, de las guerras y de los pactos de dominio y poder que han tenido lugar a lo largo del siglo XX y principios del presente: crisis del 29, pacto germano-soviético de preguerra, Segunda Guerra Mundial, Guerra Fría, neototalitarismo, pandemia COVID, invasión de Ucrania por Rusia, entre otros impactantes acontecimientos. Una progresión económica y técnica no siempre y necesariamente va acompañada del correspondiente desarrollo político y de la civilización (aviso para la ciudadanía del siglo XXI: el retorno de la barbarie siempre es posible).

Los nuevos peligros –crisis de las democracias, el imperio del afán de lucro, el cambio climático…), a los que está llamado a hacer frente el pensamiento complejo, requieren de un humanismo regenerado. No hay ningún refugio de la verdad absoluta que elimine todo error, salvo en la fe del fanático –dogmatismo frente a refutabilidad-. El espectro del error nos pisa los talones a lo largo de nuestra existencia. Por eso, se hace imprescindible el escepticismo sonriente, que posibilita el círculo virtuoso en el que conviven pacíficamente la razón abierta y la benevolencia amable.

De fácil lectura, muy breve, plenamente humano, ejemplo de sabiduría, este libro merece ser leído casi con devoción, como experiencia poética, en el decir de su autor. Seguro que te reconfortará. En poco tiempo ganarás –humanamente- mucho. También puedes completar esta visión con la recensión de otra de sus últimas obras: Cambiemos de vía.

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