Morin, E. y Abouessalam, S. (2020). Cambiemos de vía. Lecciones de la pandemia. Barcelona: Paidós.
Morin, filósofo y sociólogo francés, es bien conocido en los ámbitos internaciones, dada su fructífera producción científica, de tipo claramente divulgativo. También lo es en España, gracias a la traducción de buena parte de sus libros. Es un brillante escritor y un incisivo pensador, amante el pensamiento complejo –lo que está entretejido– para tiempos manifiestamente complejos, como los presentes (interrelaciones de crisis: políticas, económicas, sociales, ecológicas, nacionales y planetarias). Dada su avanzada edad (está a punto de cumplir un siglo: nació en 1921) ha estimado oportuno contar con la colaboración de otra socióloga para esta obra: Abouessalam.
Su tesis es clara: necesitamos cambiar de vía, justo la que nos posibilite una regeneración política (que haga frente a las desigualdades sociales), una protección del planeta (frente a la intoxicación consumista y al desenfrenado afán de lucro a toda costa y frente a la economía de lo frívolo y lo ilusorio) y una humanización de la sociedad (mucho más solidaria -un yo dentro de un nosotros- y responsable). Un new deal ecológico-económico de recuperación ecológica y de reformas sociales. Lo propone desde su privilegiada atalaya que le ha posibilitado ser testigo de casi cien años de vicisitudes (catástrofes) bien diversas: la crisis mundial del 29, el ciclón de la década de los 30 (Hitler, invasión japonesa de China, guerra civil española…), la segunda guerra mundial, la crisis intelectual de mediados del siglo (1956-58), mayo del 68, la crisis ecológica actual y la megacrisis de la pandemia (era de las incertidumbres, festival de incertidumbres).
Su punto de partida es la constatación puesta bien de manifiesto por la actual pandemia: nuestra fragilidad, nuestra precariedad frente al delirio eufórico del transhumanismo (acceso a la inmortalidad y pleno dominio de la naturaleza mediante el desarrollo máximo de la inteligencia artificial). Aquí a los científicos nos corresponde reflexionar: frente a un repertorio de verdades absolutas (más típico de las religiones –clásicas-) hemos de pensar en teorías biodegradables (Morin dixit), debido al efecto de los continuos descubrimientos. Además, la hiperespecialización (compartimentación disciplinaria) debiera dejar paso a la colaboración de los distintos campos del saber y al respeto a los outsiders (Darwin, Einstein, entre otros, según Morin). No sólo nos ciega nuestra ignorancia (que ciertamente lo hace y mucho), sino también nuestro sobrevalorado conocimiento compartimentado (visión del árbol), que nos dificulta considerablemente la visión del bosque (el conocimiento integrado al servicio de los humanos y del universo).
¿Cómo hacer frente a los actuales desafíos interdependientes poscoronavirus: existencial, político, democrático, digital, ecológico y de la globalización? Pues mediante la nueva vía política-ecológica-económica-social. ¿Cuáles serían más concretamente algunas de las principales ideas-guías y propuestas? Las referidas a las políticas:
1) de la nación: democracia participativa, globalización –lazos y cooperaciones- y desglobalización –autonomía alimentaria y sanitaria-, desburocratización, desalienación personal, consejos –órganos para asesorar o tomar decisiones- de la ecología, del futuro y de las edades, reeducación de la educación, reducción de las desigualdades y aprecio a las diversidades culturales;
2) de la civilización, luchando contra la degradación ecológica del ambiente y la degradación sociológica de la calidad de la vida;
3) de la humanidad, generando un clima propicio para el fomento de la conciencia de pertenecer a la comunidad humana, creando el consejo mundial de las conciencias, frente a la xenofobia y al racismo;
4) de la tierra, gracias a una política mundial del agua que evite que el bien más corriente se transforme en el bien más escaso, a la par que posibilitando el tránsito del uso de las energías contaminantes a las limpias.
Todas estas políticas acabarían conduciendo, unidas, a un humanismo regenerado (los seres humanos somos a la vez sapiens y demens, faber y mythologicus, economicus y ludens, en definitiva, un ser complexus: responsable y solidario, que aplica la razón sensible y compleja, que se muestra realista y utópico), siendo el objetivo o el lugar adonde justamente se quería llegar. Lo que no se regenera degenera (la regeneración implica un humanismo planetario: realización del yo en el florecimiento del nosotros).
¿Estamos dispuestos a cambiar de vía? Sin la lectura de esta obra, culta y fruto de la sabiduría, se nos hará más difícil. Gracias, pues, Morin y Abouessalam, por iluminarnos y ayudarnos a poder realizar ese cambio con importantes repercusiones –positivas- para cada uno de nosotros y para la humanidad, si, como es obvio, lo estimamos oportuno.