ACIPE apoya las implicaciones educativas derivadas de la neurodiversidad

Portada del libro

Esta, la neurodiversidad,  es la que se pone de manifiesto y se justifica académicamente en el libro que ha codirigido Sylvia Sastre, de la Junta de ACIPE, y Antoni Castelló. Hasta casi nuestros días la Alta Capacidad Intelectual (ACI) ha estado muy ligada al Cociente Intelectual (CI), por lo que era considerada como un rasgo personal estable. El CI, sin embargo, no es el mejor predictor de una excelencia que no sea la académica. Los autores, asentándose en el neuroconstructivismo (epigénesis probabilística), ponen de manifiesto que esa visión más clásica de la ACI no es la que precisamente debiera  incorporarse a la educación cuando se trata de diseñar entornos de aprendizaje para un desarrollo óptimo de la misma.

Esto les lleva a realizar una bien fundada crítica a los sistemas formales de educación vigentes, en los que se ensalza el acopio incremental de contenidos atomizados más que los aprendizajes per se, que implicarían enseñanzas individualizadas y diferenciadas (conocimiento integrado, aprendizajes útiles). De esta forma pretenden deshacer un mito muy extendido y perjudicial: la enseñanza es la causa del aprendizaje (cosificación del conocimiento). Por eso proponen el cambio de un modelo centrado en la enseñanza a otro que haga hincapié sobre todo en los aprendizajes.

En su propuesta tratan de poner de manifiesto la correspondencia entre perfil  -instrumento conceptual- y requerimientos de las tareas (las fructíferas sinergias): perfil potencial y funcional, inteligencia potencial e inteligencia útil, talentos simples, complejos… Asumen y justifican que esta correspondencia (articulación) es una de las mejores formas de aprender y de generar conocimiento, de potenciar la nueva visión de la ACI. Así se atenderá tanto a la configuración cerebral excepcional como a la cristalización de la excelencia de los productos (es necesario seguir, en cada caso, su específica trayectoria de desarrollo hasta culminar en los diversos tipos de personas: exitoso, creativo, autónomo…).

En cuanto a las estrategias disponibles dentro del ámbito educativo, con sus ventajas y desventajas, cabe señalar: la aceleración (flexibilización curricular), el agrupamiento, el enriquecimiento curricular y extracurricular, el mentorazgo. Cuando se aplique alguna de estas estrategias ha de hacerse dentro de la nueva visión de la ACI (aprendizaje como trayectoria individual, evaluación de la calidad del logro, currículo diferenciado/integrado, educación inclusiva…), a fin de ir paliando en lo posible sus desventajas.  

¿Para quién es aconsejable la lectura de esta obra? Para los investigadores: porque pueden seguir progresando desde el nuevo enfoque en el estudio de la relación entre las funciones ejecutivas, la metacognición, el perfeccionismo o  las bases cerebrales y la ACI. Para padres y profesores: porque se ponen de manifiesto los mitos y, frente a ellos, lo que hoy conocemos con cierto rigor sobre la ACI. Para las personas, muy plurales, que se enmarcan dentro de esta categoría: porque se conocerán más específica y diferencialmente y se podrán desarrollar mejor en sus diversas facetas (eso sí, con persistencia, esfuerzo y motivación): dimensiones cognitivas, de personalidad, social… Para la sociedad: porque así podremos disfrutar todas las personas de las diversas obras excelentes a que pueden dar lugar los sujetos con manifiesta ACI, siempre que vayan pasando del potencial intelectual multidimensional a su pleno desarrollo (inteligencias útiles). Aquí los seguimientos y las evaluaciones (retroalimentación) de los procesos de enseñanza y aprendizaje, bien fundamentados científicamente, son esenciales. Hemos de saber que no se produce en modo alguno un paso automático –espontáneo- del potencial a la ejecución. De ahí que sea pertinente desde un comienzo la detección de los falsos positivos y los falsos negativos.

Nuestro agradecimiento, pues, a Sylvia y a Antoni por su buen trabajo de divulgación científica. Con esta obra todos salimos ganando (padres, profesores, alumnos), pues aprenderemos y gozaremos con la aplicación de los conocimientos científicos sobre la ACI en los distintos contextos educativos: formales, no formales e informales, tanto en ambientes más analógicos como ya en los digitales, tan típicos estos últimos de nuestro siglo XXI.

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