Pensar las TIC desde la ciencia cognitiva y la neurociencia.

Lipina, S. J., Sigman, M., & Fernández Slezak, D. (Eds.).(2016). Barcelona: Gedisa.

Pensar en las TIC desde la ciencia cognitiva y la neurociencia

Portada del libro

Estamos ante una obra que es el fruto del trabajo colaborativo de especialistas de diversas disciplinas y de distintos países, todos ellos unidos por un mismo interés investigador y docente: la integración de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) dentro del marco de la ciencia cognitiva y la neurociencia. Todos los autores comparten una serie de hechos bien patentes en nuestros días. En primer lugar,  las nuevas tecnologías digitales están condicionando considerablemente (conectividad digital) las distintas facetas de nuestras vidas (laboral, doméstica, educativa, lúdica), hasta el punto de que se nos habla, circunscribiéndonos a la educación, de un cambio de era: educación digital, escuela expandida, inclusión digital, agentes inteligentes, tutores digitales o flipped classroom. En segundo lugar, se asume que la ciencia cognitiva es el paradigma hoy predominante en los intentos de explicación científica de los comportamientos humanos. En tercer lugar, se recalca que ya contamos con novedosos e importantes hallazgos de las neurociencias, que además nos auguran un futuro prometedor a la hora de dar cuenta de  los mecanismos subyacentes a los logros y vulnerabilidades de nuestras mentes.

Son varias los aspectos positivos que podemos destacar de este libro.

Está bien vertebrado y concatenado en torno al eje que ha dado origen al título: TIC, ciencia cognitiva y neurociencia.  Las TIC, en combinación con la neurociencia cognitiva abre todo un nuevo mundo de posibilidades a la educación, como se pone de manifiesto a lo largo de las distintas investigaciones (capítulos) llevadas a cabo por los diferentes colaboradores.

Muestra que las investigaciones de laboratorio y de campo son necesariamente complementarias, a fin de garantizar que los hallazgos obtenidos en el primer contexto (más controlado y restringido) se extiendan y repliquen en el segundo, en el de nuestra vida cotidiana, más concreta y específicamente en el que vivimos dentro de las aulas, en los distintos niveles educativos.

Pone de manifiesto, gracias a los múltiples experimentos que se han llevado a cabo, que se produce un condicionamiento circular: el entrenamiento cerebral, mediante tareas digitalizadas elaboradas ad hoc, modifica el cerebro (comprobable mediante neuroimágenes), que a su vez, debido a esos cambios, modifica nuestros procedimientos cognitivos (los convierte en más eficientes), de forma que obtenemos así mejores logros académicos, según confirman los trabajos de investigación de los que se nos da cuenta.

La aplicación escrupulosa del método científico a lo largo de todo el libro logra inhibir la tendencia, demasiado frecuente en nuestros días, de dar cabida a falsas expectativas y mitos sobre el poder transformador de las nuevas tecnologías (las TIC) por sí mismas. De ahí la insistencia en la inseparable unión de tecnología y conocimientos, derivados de las neurociencias. Con ello además se pretende, de forma explícita,  evitar los posibles efectos negativos inesperados. Si las TIC transforman nuestros cerebros, es obvio que lo pueden hacer para bien o para mal. Pueden, por tanto, favorecer el rendimiento académico y laboral o conducir al fracaso escolar, laboral y social, si se produce un uso abusivo y descontrolado de estas nuevas herramientas digitales (déficit de vídeo o usos patológicos, en casos extremos).

Este nuevo enfoque implica, como es palmario y constante en esta obra, la necesaria colaboración de distintos especialistas y paraprofesionales (informáticos, neurocientíficos, psicólogos, educadores, profesores, padres) en la implementación de los diversos programas de intervención educativa, en favor de los alumnos.

Desde la perspectiva adoptada se consigue paliar, en cierto modo, uno de las deficiencias más graves y frecuentes de la educación actual: la falta de motivación, debida, al menos en parte, a la brecha digital entre el profesorado y el alumnado. ¿Cómo se logra? Justamente con la introducción de las nuevas tecnologías digitalizadas, incluidos por supuesto los videojuegos educativos.

Estas herramientas (estimulantes y motivadoras) han sido creadas para desarrollar todo tipo de competencias. A su vez, estas nuevas tecnologías nos posibilitan estudiar las bases neuronales del aprendizaje y el desarrollo. Estaríamos así en presencia de un claro círculo virtuoso.

En síntesis, pues, creo que merece la pena leer con cierto detenimiento el libro, pues nos ofrece un panorama realista de las fortalezas y debilidades de las TIC: las primeras se manifiestan cuando conocimientos (contenidos) y herramientas digitales se nutren y fortalecen mutuamente, mientras que las segundas hacen acto de presencia cuando los medios digitales acaban descontrolando la vida y alterando los objetivos profesionales y sociales de sus usuarios.

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