ACIPE se suma a la lucha en favor de la igualdad sexual y de género

Ya nos hemos pronunciado en reiteradas ocasiones sobre este asunto y siempre en la misma dirección: hemos de luchar unidos por ambos tipos de igualdad. Para ello es necesario ante todo dar visibilidad a las desigualdades  y las asimetrías en uno y otro terreno, para después poner en funcionamiento mecanismos eficientes encaminados a su desaparición.

Ámbito sexológico. En nuestros días estamos asistiendo, a escala mundial, a las denuncias públicas de los acosos sexuales sufridos por las mujeres, que hasta ahora habían permanecido en silencio. También contamos desgraciadamente con un elevado número de mujeres que mueren o son gravemente heridas, en los más diversos países, a manos de sus maridos, novios o determinados varones. Por supuesto, sigue muy extendida la explotación sexual de las mujeres, incluso dentro de los así llamados ámbitos privados o  domésticos.

Ante esta situación, ¿qué hacer? Muchos académicos y profesionales suelen coincidir haciendo referencia a la necesidad de  una educación sexual. Perfecto, pero ¿cómo se va a impartir ésta si no contamos con una titulación de Sexología? ¿Por qué existen Facultades de Psicología, Sociología, Medicina pero no de Sexología? ¿Cómo va a ir desapareciendo la ignorancia sobre estos asuntos, cuando no los tabúes, si no se crean centros académicos donde se pueda estudiar con total normalidad todo lo relacionado con el sexo, las atracciones sexuales, las identidades sexuales, los roles y estereotipos sexuales, las asimetrías y las disfunciones sexuales? En este terreno, pues, queda mucho por hacer. Desde aquí invitamos a todas las Sociedades científicas, por supuesto a las que estamos dentro de COSCE, a que hagan lo posible para que pueda haber personas graduadas en Sexología que se encarguen después de realizar una educación sexual bien fundamentada científicamente, al  igual que personas que investiguen todo lo relacionado con los sexos y las sexualidades, tanto en su desarrollo funcional como disfuncional. La sociedad, mujeres y varones, nos lo agradecerán a buen seguro.

Ámbito del género. No existe todavía un solo país del mundo del cual podamos afirmar que existe una igualdad plena entre varones y mujeres en los más diversos aspectos de la vida, incluyendo tanto la esfera privada como la pública, y a las diversas instituciones públicas y privadas. Bien nos detengamos en los salarios –brecha salarial- o en los trabajos domésticos y del cuidado –predominantemente ejercidos por mujeres y durante más tiempo- o, sobre todo, en la esfera del poder –techo de cristal-, siempre nos encontramos con las desigualdades de género. En el caso concreto del mundo académico y circunscribiéndonos a España: hay claras asimetrías tanto en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas como en las Universidades: hay más profesores investigadores varones que mujeres, hay más catedráticos que catedráticas, hay muchos más rectores que rectoras. Y eso que nos estamos refiriendo a un ámbito muy privilegiado, pues dentro de sus más preciados objetivos figuran los de la producción del conocimiento y los de  la obtención de la sabiduría y, por tanto, esto implica necesariamente la lucha contra los tabúes, las discriminaciones infundadas, los sesgos cognitivos y la propia ignorancia.

Aquí también se suele estar de acuerdo en que la educación es importante. Pero una vez más nos encontramos con que la realidad no  parece coincidir con nuestros buenos deseos. ¿Hay alguna Facultad  en el mundo donde se pueda cursar la Generología –la ciencia de los géneros-? En el mejor de los casos hablamos de estudios de género, pero ¿por qué esta materia, claramente transversal, no goza de la pertinente titulación, gracias a la cual contemos con graduados capaces de educar en los variados asuntos de género, es decir, en las identidades, roles, estereotipos y asimetrías de género? Desde aquí y ahora hacemos, por tanto, una llamada a las sociedades integradas en COSCE para impulsar estas iniciativas, que claramente nos corresponden a nosotros como académicos, pues deberíamos dar ejemplo de que en nuestros específicos contextos –los docentes y de investigación- nos tomamos en serio el objetivo posible y deseable de la igualdad de sexos y géneros.

Armas de destrucción matemática

Armas de destrucción matemática. Cómo el big data aumenta la desigualdad y amenaza la democracia. O’Neil, C. (2017). Madrid: Capitán Swing.

Portada del libro "Armas de destrucción matemática"

Portada del libro

               El título nos permite inferir con cierta probabilidad de acertar la esencia del contenido de esta obra de divulgación. Traer a colación el big data es clara señal de que estamos al día de las más recientes aportaciones científicas y, en general, de las creencias de que sus derivados, para la mayoría de los ámbitos de nuestras vidas, casi siempre serán  positivos o muy positivos.  

El principal valor de su autora, académica y profesional, analista cuantitativa (científica de datos) que conoce bien la transformación de la abstracción matemática en modelos matemáticos eficientes, es mostrarnos los efectos colaterales del empleo masivo de los análisis (algoritmos) del big data, en modo alguno positivos: básicamente el aumento de la desigualdad y peligro de la democracia, para buena parte de los seres humanos (los más vulnerables, los más desfavorecidos socialmente hablando). De ahí que la expresión más repetida a lo largo del libro sea el acrónimo (ADMarmas de destrucción matemática-). El desarrollar y desvelar este lado oscuro del big data ha de entenderse como un aspecto esencial y complementario de sus indudables virtudes, quedando en todo momento muy claro que la bondad o maldad del big data recae no tanto en las matemáticas en sí, cuanto en los objetivos y los controles que establecemos los humanos. Continue reading

Bases I Premio ACIPE (2018)

I Premio ACIPE al mejor artículo publicado en la Revista de Psicología y Educación

(Convocatoria 2018)

La Asociación Científica de Psicología y Educación (ACIPE) convoca el I Premio al mejor artículo publicado en la Revista de Psicología y Educación, con el fin de visibilizar e incentivar la investigación científica de calidad en este campo de estudio. El artículo premiado será elegido entre todos los publicados en la revista durante los dos años anteriores a la convocatoria. Serán criterios a valorar para la concesión del premio la originalidad y relevancia de la aportación científica en el ámbito de la Psicología y la Educación, las citas recibidas en bases de datos, así como la claridad en la exposición y el rigor científico.

 

Bases del Premio

  1. Optarán al Premio todos los artículos originales publicados en la Revista de Psicología y Educación durante los dos años naturales anteriores al que se convoque el premio.
  2. El Jurado estará formado por los Editores de la revista, presidido por su Editor Jefe. Además se invitarán a dos miembros externos a la revista de reconocido prestigio internacional en el campo de la Psicología y la Educación.
  3. La decisión del Jurado será inapelable.
  4. El Premio se concederá cada dos años y no podrá ser declarado desierto.
  5. El Premio se entregará en un acto académico celebrado cada dos años, en el marco del Congreso Internacional de Psicología y Educación organizado por ACIPE, siendo indispensable la recogida personal por al menos uno/a de los/las autores/as premiados/as.
  6. Uno de los autores o autoras del trabajo ganador será invitado a impartir una conferencia sobre la materia del trabajo en el acto de entrega del premio.
  7. El Premio consistirá en la inscripción gratuita al Congreso y un Certificado acreditativo a los autores.
  8. La Revista de Psicología y Educación difundirá ampliamente el resultado del premio a través de las páginas web de ACIPE y de la Revista.

I Premio ACIPE

I Premio ACIPE (2018) al mejor artículo publicado en nuestro órgano de difusión científica: 

Revista de Psicología y Educación

Por iniciativa de su Director, el catedrático José Carlos Núñez, y tras su aprobación (vía digital) por la Junta de nuestra Asociación, queda convocado el primer premio ACIPE este año (2018) para potenciar el buen hacer científico de los investigadores que trabajan en el extenso campo de la Psicología y de la Educación.

 Desde ACIPE queremos potenciar un círculo virtuoso, aunando la potencia de convocatoria y de expansión nacional e internacional que suponen los Congresos (vamos a celebrar en IX en Logroño) y la relevancia  de los mejores manuscritos publicados en nuestra Revista de Psicología y Educación. La Junta de ACIPE, la Dirección de la Revista y la Presidencia de cada Congreso pretenden reconocer y premiar el mejor manuscrito publicado a lo largo de  cada periodo de dos años, que es el tiempo que media entre cada congreso.

No queremos que caigan en el olvido los saludables hábitos esenciales de la buena ciencia: la lectura pormenorizada de los manuscritos y su valoración por parte de  revisores de prestigio. A partir de aquí, entendemos que todo buen trabajo (a ser posible excelente) ha de contar con el máximo de eco académico y profesional posible. De ahí que facilitemos a los autores premiados  varias vías, sin excluir la presencial, para la extensión y el impacto de su obra.

Es importante en ciencia la práctica de la máxima objetividad posible. Esto implica el establecimiento de unas normas previas que puedan dar razón de ser de cada  veredicto del jurado. Los dos criterios fundamentales (ver Bases del premio) serán el de la  originalidad y el de la relevancia para el ámbito de la Psicología y la Educación. Ahora bien, a estos criterios más cualitativos se añadirá otro de tipo manifiestamente cuantitativo y que está siendo muy utilizado en la actualidad: el de  las citas recibidas.

Esperemos que esta iniciativa, aplaudida por los miembros de la Junta de ACIPE, reciba también una buena acogida sobre todo por parte de los acipeños/as. El tiempo será nuestro mejor juez y testigo de los resultados futuros.

Contra la simpleza. Ciencia y pseudociencia.

Altschuler, D.R. (2017). Barcelona: Antoni Bosch.

Portada del libro

Portada del libro «Contra la simplreza. Ciencia y Pseudociencia»

Hemos de saludar con satisfacción esta obra de buena divulgación, que pretende ayudar al lector a diferenciar entre los procedimientos científicos y los propios de las pseudociencias.

Para su autor, catedrático de universidad y físico, merecen mucho la pena cuantos esfuerzos lleven a cabo académicos y científicos no sólo por diseminar los conocimientos específicos de sus especialidades (acción siempre loable), sino sobre todo los hábitos y procederes (temperamento científico) típicos del buen investigador (incluidos, por supuesto, los de los psicólogos) que de algún modo podrían y deberían ser adquiridos por una ciudadanía ilustrada, científicamente hablando, del siglo XXI.

En la recién inaugurada época o etapa de la posverdad, este libro se debiera convertir en uno de sus más eficientes antídotos,  gracias al pensamiento crítico: sin la duda sistemática no hay espacio para el progreso; la imperfección de la ciencia es la clave de sus éxitos. Hemos de ser conscientes de que necesitamos muchísima más energía para refutar una estupidez que para producirla (Ley de Brandolini). Y la estulticia, siempre presente a lo largo de la historia de la humanidad, hoy se difunde de forma muy rápida a lo largo y ancho de nuestro planeta, que se halla en proceso de vertiginosa digitalización. Se precisa de una lucha sistemática contra creencias pseudocientíficas que chocan con imposibilidades lógicas, matemáticas o biológicas. El objetivo de alcanzar la verdad (frente al mito o la mentira) es la razón de ser de cualquier disciplina científica, aunque el camino esté necesariamente plagado de dudas y anomalías, de sana tensión creativa (en la ciencia nada es absoluto –el progreso científico es una historia de refutación-).

En ese camino hacia la verdad, hoy sabemos que hemos de estar atentos a los ya clásicos ídolos, puestos de manifiesto por Bacon (Novum organum) en el siglo XVII: el de la tribu –nuestras percepciones distorsionadas-, el de la caverna –influencia educativa y de la autoridad, el del mercado -las ambigüedades comunicativas- y el del teatro– tradición y dogmas-.

Ya más en nuestros días, nos encontramos con las ilusiones ópticas, que distorsionan lo real: mesas de Shepard, el “conepato”, el triángulo de Kanizsa, entre otras muchas. Hoy también conocemos que nuestras memorias son falibles y maleables: memorias sesgadas en la reconstrucción, inducciones distorsionadas, amnesia de la fuente, etcétera, y que, querámoslo o no, forman parte de nuestra constitución de homo sapiens. Es muy probable que hayan tenido su utilidad para la supervivencia de la especie a lo largo de nuestra existencia, pero en estos momentos es constatable que también pueden conducirnos a errores en nuestra comprensión científica del mundo y de nosotros mismos.

En esta misma línea de precaución hemos de tener en cuenta: 1)  los distintos tipos de las ubicuas falacias (genética –confundir razones de creencia y de certeza-, ad verecundiam –argumento de autoridad-, de la falsa analogía, de la conjunción, de la reversibilidad, post hoc ergo propter hoc); 2) las paradojas (de la tolerancia –la tolerancia sin límites acaba en la desaparición de la tolerancia-); 3) las generalizaciones precipitadas y desmesuradas; 4) los errores –de selección, de definición-; 5) los mecanismos mentales de autoengaño (sesgos: confirmatorio, de atribución, de aversión a las pérdidas, como ejemplos); 6) las ilusiones cognitivas (la ley de los pequeños números, accesibilidad, entre otras). Todo este andamiaje cognitivista se comprende más fácilmente al considerar el doble modo de proceder de nuestro cerebro, puesto de manifiesto por Kahneman y Tversky: el automático (sistema 1: rápido, asociativo…) y el analítico (sistema 2: lento, controlado…). Si nos guiamos sólo por el primero, las precauciones señaladas tienden a desaparecer, facilitando el terreno a las pseudociencias, si por el contrario nos dejamos guiar por el segundo, avanzaremos, eso sí lentamente, por la vía de la ciencia (de las distintas disciplinas científicas).

 No podía faltar en este planteamiento las relaciones entre ciencia y religiones. La postura del autor es clara y contundente: hay manifiesta incompatibilidad entre la una y las otras.

Al acabar esta reseña he de confesar que percibo un sabor agridulce. Por un lado,  me alegra que un físico se base para su argumentación científica en los resultados de los experimentos llevados a cabo  por los psicólogos. Por otro, me entristece que no haya sido un psicólogo precisamente el que, en un libro, los haya sintetizado.  Me consuela, no obstante, que al menos sea un psicólogo el que ahora escriba estas líneas.

Animo, pues, a cualquier científico, de cualquier disciplina y, por supuesto, a cualquier amante de la verdad, a leer un libro que trata de poner en jaque la posverdad.

Deberes escolares

La clave no es la cantidad (no siempre más es mejor) o el tiempo invertido, cuanto la calidad (la pertinencia)

Tanto desde el mundo académico como profesional es bueno poder asesorar, con fundamento psicológico, sobre cuestiones que ocupan y preocupan a los propios afectados –los niños y adolescentes sobre todo-, a sus padres y a los propios profesores. Nos estamos refiriendo a los deberes escolares. Por eso en ACIPE nos ha parecido oportuno dar visibilidad digital al trabajo realizado por un grupo de investigadores, dirigido y coordinado por académicos de las universidades de A Coruña, Oviedo y Minho.

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¿Clonar humanos?

Ayala, F. J. (2017). Madrid: Alianza Editorial.

¿Clonar humanos? Ingeniería genética y futuro de la humanidad.

Portada del libro clonar humanos

Portada del libro clonar humanos

No es necesaria una presentación especial del autor de este libro. Es bien conocido para los apasionados por la divulgación científica, tanto a escala nacional como internacional. El núcleo de su interés científico, puesto de manifiesto en sus  libros, ha sido y sigue siendo la evolución humana. Por eso no es de extrañar que las primeras líneas de esta nueva obra sean un recordatorio de lo tratado en las anteriores: El descubrimiento de la evolución humana a partir de no humanos es quizá el descubrimiento más importante de las ciencias naturales para nuestro propio conocimiento.

Somos el producto de una evolución que no ha sido previamente diseñada para que finalice con la aparición de nuestra especie: Homo sapiens. La selección natural sigue ejerciendo su función, por lo que seguimos evolucionando, como el resto de especies. Ahora bien, una serie de rasgos concatenados (bipedestación, cerebro grande –hipertrofia del cerebro-, habilidad manual, lenguaje, pensamiento, consciencia…), que patentemente nos diferencian del  resto de animales, posibilitan que esté en nuestras manos llevar a cabo un cambio radical de la evolución: de no ser hasta el presente propositiva  a poder serlo a partir de ahora. Estamos y nos sentimos capacitados, al menos en buena parte, para diseñar nuestro futuro, el de la humanidad, mediante el desarrollo y la utilización de la ingeniería genética (la cuarta revolución, tras la del vapor, la electricidad y la del ordenador). Con la genómica, la biología entra a formar parte de la big science.

Hoy podemos constatar que la evolución biológica se ha superado a sí misma (aun siguiendo presente), dando lugar a un nuevo modo de evolución: la propositiva (la evolución cultural).  La selección natural cede el  paso, aunque sigue en carrera, a una ingeniería derivada de los conocimientos del genoma humano. En el pasado, los diversos organismos (unidad evolutiva de la vida) han ido cambiando sus constituciones genéticas, a lo largo de siglos y generaciones, de acuerdo a las exigencias de los distintos ambientes. Ahora, los humanos podemos modificar a la par, en cierto grado, tanto nuestras herencias genéticas  como las herencias culturales, así como las interacciones entre ambas. La evolución puede ir (e irá) más rápida y estará, además, dirigida. Todo un cambio verdaderamente sustancial para el que conviene estar bien preparados, pues la humanidad va consiguiendo conocimientos y técnicas para dirigir su propia evolución, como se manifiesta con la ingeniería genética: conjunto de técnicas que permiten la recombinación del ADN en el laboratorio y su implante en los organismos.

La ingeniería genética puede ser negativa: terapia o cirugía genética (técnicas para corregir defectos en el ADN) o positiva: reemplazo de genotipos actuales por otros más deseables, bien sea de tipo somática o germinal (reproductora). Uno de los métodos actuales más potentes para realizar estos objetivos es CRISPR-Cas9, que permite cortar cualquier secuencia de ADN en cualquier organismo, incluidos los humanos. Así  pues, ya es posible “editar” genes particulares, activándolos o desactivándolos a conveniencia.

A la luz de lo expuesto, podemos intentar dar respuesta a la pregunta del título referida a la clonación de los humanos. Clonar genes se hace de forma rutinaria. Con la técnica PCR (reacción en cadena de la polimerasa) se pueden obtener millones de copias de un gen en solo unas horas. La clonación o duplicación celular en el laboratorio es práctica corriente desde hace decenios. En cuanto a la clonación humana, hay que distinguir la clonación terapéutica (clonación de células embrionarias) y clonación reproductiva (transferencia a un óvulo del núcleo de una célula somática). Esta última ha tenido lugar en animales, pero no se practica de momento en humanos. Sí se está llevando a cabo una clonación limitada, mediante la técnica de reemplazamiento mitocondrial (MRT), gracias a la cual se obtiene un embrión con genes de tres individuos. Entonces, ¿es posible o no clonar humanos? La respuesta contundente del autor: la constitución genética de una persona puede clonarse, el individuo no.

Si, como parece claro, hemos de hacernos cargo de la dirección de nuestra evolución –la de la humanidad-, parece coherente que vayamos analizando  nuestro potencial científico y tecnológico –que es mucho-, para detectar sus ventajas y desventajas. Este trabajo de síntesis divulgativa constituye un buen paso para iniciarse en el ejercicio de nuestra responsabilidad presente y futura, ante decisiones que pueden afectar sustancialmente a nuestra actual condición de humanos.

 

Progreso.

Norberg, J. (2017). Barcelona: Deusto.

Progreso. 10 razones para mirar al futuro con optimismo.

Portada del libro "Progreso"

Portada del libro «Progreso»

En principio, es difícil imaginar que racionalmente alguien pueda estar contra el progreso, pero si uno está hiperconectado digitalmente, y atento a la mayoría de noticias que nos llegan de los medios de comunicación actuales, puede manifestar un cierto  sentimiento bastante generalizado de malestar y disgusto, que en ocasiones puede desembocar en la concepción de que el mundo va mal, de que vamos a peor. Ante esta paradójica situación –progresamos y, sin embargo, parece que estamos peor-, Johan Norberg, reconocido economista sueco, nos ofrece un documentado trabajo en el que se ponen de manifiesto 10 razones para el optimismo.

Tras la lectura de este libro, dados los datos que aporta, parece quedar relativamente claro (muy claro para é) que: 1) La desnutrición mundial está disminuyendo en todos los continentes, aunque no haya sido erradicada en su totalidad (en la primera década del siglo XXI murieron de hambre 1.7 millones de niños, aunque esta cifra supone una reducción del 60% con respecto a la de mediados del siglo XX). 2) Los niveles de saneamiento están mejorando a escala mundial (el 96% de la población urbana y el 84% de la rural gozan de un acceso adecuado al agua potable). 3) La esperanza de vida está aumentando (antes del siglo pasado en ningún país se había logrado superar la barrera de los 40 años). 4) La pobreza está mostrando un claro declive (en los últimos 25 años la pobreza extrema ha caído a un ritmo de 50 millones de personas por año). 5) La violencia está también decreciendo (si prescindimos de nuestra miopía histórica), dando por tanto apoyo empírico a la teoría de la paz democrática. 6) El medio ambiente está en la actualidad mejorando, pese al coste histórico inmenso (contaminaciones) que ha habido que pagar por una prosperidad gracias a la cual ha mermado la pobreza. Los datos apoyarían la teoría de que la evolución de la contaminación sigue una línea de “U” invertida. Ahora, pues, nos correspondería el descenso. 7) Los niveles de alfabetización están claramente aumentando, aunque no se haya conseguido todavía la alfabetización plena (en torno al 14% de la población mundial todavía seguiría siendo analfabeta). 8) Somos más libres, la esclavitud ha sido abolida (está prohibida en prácticamente todos los países). 9) Aumento de la igualdad. Las discriminaciones de todo tipo (religioso, étnico, sexuales, de género…) están afortunadamente disminuyendo (aunque no desapareciendo totalmente) a lo largo y ancho del mundo. Al inicio de nuestro siglo pocos son los países que aún mantienen leyes  discriminatorias (Arabia Saudí, el Vaticano…) entre mujeres y varones, aunque la igualdad real, por desgracia, todavía no sea en modo alguno completa en casi ningún país, a juzgar por lo reflejado en el Índice Global de Desigualdad de Género –Foro Económico Mundial- o el Índice de Desigualdad de género –ONU-. 10) La próxima generación: se ha de partir de un hecho contundente. El trabajo infantil actual no llega al 10% de niños y niñas, a escala mundial. Se ha logrado cambiar una tendencia importante: el dinero ya no va de los niños a los padres, sino al contrario, a fin de que sus vidas puedan ser más largas y más satisfactorias. Las condiciones de la infancia nunca han sido, por consiguiente, mejores que las actuales.

Al final, como hace el autor, hemos de volver a la paradoja inicial: ¿Por qué mucha gente piensa (más bien siente) que el mundo va mal (a peor) cuando los datos (los que se aportan en esta obra) indican todo lo contrario? Con este trabajo lo que se pretende es que reflexionemos, que seamos conscientes de que tenemos al menos 10 razones para ser optimistas, siempre y cuando  analicemos con detenimiento (sin miopía histórica) el cúmulo de información que se nos aporta.

Ya conocemos sobradamente que los humanos no siempre emitimos juicios o tomamos decisiones racionales. De ahí la invitación a que, por una parte, evitemos ciertos sesgos psicológicos (la información negativa pesa más en la formación de la impresión final que la información positiva; la nostalgia de una edad de oro: no estar a la altura de los progenitores y antepasados, entre otros) y, por otra, nos abramos a lo que hechos y datos bien probados nos ponen de manifiesto: el progreso humano es toda una realidad.

El fin del mundo tal y como lo conocemos

García Aller, M. (2017). Barcelona: Planeta.

«El fin del mundo tal y como lo conocemos. Las grandes innovaciones que van a cambiar tu vida.»

Portada del libro "El fin del mundo"

Portada del libro «El fin del mundo»

Estamos en presencia de un libro netamente divulgativo. Esa ha sido la voluntad expresa, de principio a fin, de Marta García, que es periodista y profesora. En un lenguaje claro y preciso nos ofrece una radiografía diáfana de algunos de los principales asuntos que nos ocupan y preocupan en la actualidad, teniendo en cuenta como contexto interpretativo tanto el inmediato pasado, básicamente el siglo XX, como las tendencias que pueden prefigurar el porvenir. Su modus operandi es muy nítido, típico del mundo del periodismo: a) elección del tema –el trabajo, el dinero, la privacidad, la globalización, la jubilación o la muerte, entre otros- ; b) contacto con las fuentes –científicos de prestigio nacional e internacional (en persona o a través de sus publicaciones) y profesionales desconocidos-; c) presentación de todo lo recopilado y asimilado por la autora, en un buen castellano, que es de agradecer. Continue reading

Mejoramiento humano

Bostrom, N. y Savulescu, J. (Eds.). (2017).  Zaragoza: Teell Editorial.

Portada del libro "mejoramiento humano"

Portada del libro «Mejoramiento humano»

Creo que es bastante difícil contar con un título de tanto interés como el presente para unas personas como nosotros a las que, querámoslo o no, nos está  tocando vivir una época en la que dicho mejoramiento es posible, en formas hasta ahora inimaginables, debido sobre todo (aunque no exclusivamente) al desarrollo de las biotecnologías.

Esta obra que vio la luz en inglés a finales de la primera década de nuestro siglo  lo hace ahora (2017) en español.  Es fruto del trabajo y la sabiduría de muy diversos y conocidos pensadores, coordinados (colaboración ex profeso y selección de trabajos previos) por Bostrom y Savulescu. Como cabe inferir, las perspectivas adoptadas y defendidas son muy diversas y, en ocasiones, contrapuestas, lo que posibilita un considerable enriquecimiento para cualquier lector con interés en conocer qué nos está deparando el presente, y por supuesto el inmediato futuro, en aspectos básicos y esenciales de nuestras vidas: los de nuestra salud física, mental y social y su posible modificación (mediante técnicas de tratamiento o mejoramiento). Continue reading