ACIPE se suma a la lucha en favor de la igualdad sexual y de género

Ya nos hemos pronunciado en reiteradas ocasiones sobre este asunto y siempre en la misma dirección: hemos de luchar unidos por ambos tipos de igualdad. Para ello es necesario ante todo dar visibilidad a las desigualdades  y las asimetrías en uno y otro terreno, para después poner en funcionamiento mecanismos eficientes encaminados a su desaparición.

Ámbito sexológico. En nuestros días estamos asistiendo, a escala mundial, a las denuncias públicas de los acosos sexuales sufridos por las mujeres, que hasta ahora habían permanecido en silencio. También contamos desgraciadamente con un elevado número de mujeres que mueren o son gravemente heridas, en los más diversos países, a manos de sus maridos, novios o determinados varones. Por supuesto, sigue muy extendida la explotación sexual de las mujeres, incluso dentro de los así llamados ámbitos privados o  domésticos.

Ante esta situación, ¿qué hacer? Muchos académicos y profesionales suelen coincidir haciendo referencia a la necesidad de  una educación sexual. Perfecto, pero ¿cómo se va a impartir ésta si no contamos con una titulación de Sexología? ¿Por qué existen Facultades de Psicología, Sociología, Medicina pero no de Sexología? ¿Cómo va a ir desapareciendo la ignorancia sobre estos asuntos, cuando no los tabúes, si no se crean centros académicos donde se pueda estudiar con total normalidad todo lo relacionado con el sexo, las atracciones sexuales, las identidades sexuales, los roles y estereotipos sexuales, las asimetrías y las disfunciones sexuales? En este terreno, pues, queda mucho por hacer. Desde aquí invitamos a todas las Sociedades científicas, por supuesto a las que estamos dentro de COSCE, a que hagan lo posible para que pueda haber personas graduadas en Sexología que se encarguen después de realizar una educación sexual bien fundamentada científicamente, al  igual que personas que investiguen todo lo relacionado con los sexos y las sexualidades, tanto en su desarrollo funcional como disfuncional. La sociedad, mujeres y varones, nos lo agradecerán a buen seguro.

Ámbito del género. No existe todavía un solo país del mundo del cual podamos afirmar que existe una igualdad plena entre varones y mujeres en los más diversos aspectos de la vida, incluyendo tanto la esfera privada como la pública, y a las diversas instituciones públicas y privadas. Bien nos detengamos en los salarios –brecha salarial- o en los trabajos domésticos y del cuidado –predominantemente ejercidos por mujeres y durante más tiempo- o, sobre todo, en la esfera del poder –techo de cristal-, siempre nos encontramos con las desigualdades de género. En el caso concreto del mundo académico y circunscribiéndonos a España: hay claras asimetrías tanto en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas como en las Universidades: hay más profesores investigadores varones que mujeres, hay más catedráticos que catedráticas, hay muchos más rectores que rectoras. Y eso que nos estamos refiriendo a un ámbito muy privilegiado, pues dentro de sus más preciados objetivos figuran los de la producción del conocimiento y los de  la obtención de la sabiduría y, por tanto, esto implica necesariamente la lucha contra los tabúes, las discriminaciones infundadas, los sesgos cognitivos y la propia ignorancia.

Aquí también se suele estar de acuerdo en que la educación es importante. Pero una vez más nos encontramos con que la realidad no  parece coincidir con nuestros buenos deseos. ¿Hay alguna Facultad  en el mundo donde se pueda cursar la Generología –la ciencia de los géneros-? En el mejor de los casos hablamos de estudios de género, pero ¿por qué esta materia, claramente transversal, no goza de la pertinente titulación, gracias a la cual contemos con graduados capaces de educar en los variados asuntos de género, es decir, en las identidades, roles, estereotipos y asimetrías de género? Desde aquí y ahora hacemos, por tanto, una llamada a las sociedades integradas en COSCE para impulsar estas iniciativas, que claramente nos corresponden a nosotros como académicos, pues deberíamos dar ejemplo de que en nuestros específicos contextos –los docentes y de investigación- nos tomamos en serio el objetivo posible y deseable de la igualdad de sexos y géneros.

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