Mil cerebros

Hawkins, J. (2021/23). Mil cerebros. Una nueva teoría de la inteligencia. Barcelona: Tusquets

Portada del libro

¿Nos puede proporcionar conocimientos relevantes sobre las inteligencias este ingeniero informático, ya conocido a escala internacional? Pues veámoslo.

De momento la tesis que pretende defender es que las capacidades de la inteligencia humana dependen de un algoritmomecanismo: algoritmo cortical subyacente, columnas corticales (estructura anidada y recursiva)-, que los modelos de inteligencia artificial pronto serán capaces de imitar. Como amantes de la buena ciencia, tratemos de valorar -mediante una atenta y crítica lectura- si hay suficiente apoyo empírico en esto momentos para sostener esta tesis.

Contamos con muchos -muchísimos- datos fragmentados sobre nuestro cerebro, pero no con un marco -conceptual- capaz de ensamblarlos coherentemente, que se constituya en el verdadero paradigma explicativo de su funcionamiento.

El objetivo del libro es precisamente ofrecer una teoría integradora de los diversos marcos de referencia: la teoría de los mil cerebros, que es una teoría sistémica frente a la predominante de jerarquía de detectores de rasgos. Con esta denominación -mil cerebros- se pretende poner de manifiesto que el conocimiento de cualquier elemento se distribuye entre miles de modelos complementarios –miles de columnas corticales-. Además, gracias a ella, hoy ya contamos con mejores condiciones para construir máquinas inteligentes -la inteligencia artificial actual todavía no es inteligente-.

El punto de partida, debidamente documentado, es que el neocórtex es el órgano de la inteligencia que no actúa como un sistema de entrada conduce a salida, sino como un sistema que realiza continuamente predicciones –una máquina de hacer predicciones (en paralelo)-. Si analizamos cómo lleva a cabo las predicciones, nos acercaremos a su verdadero funcionamiento.

El neocórtex va a ir aprendiendo un modelo del mundo a partir del cual hace las correspondientes predicciones -modelo predictivo-. Esto es posible si las neuronas de cada columna cortical -alrededor de unas 150.000- crean marcos de referencia (omnipresencia de los marcos de referencia en el neocórtex)-, que posibilitan rastrear posiciones (células de cuadrícula) y localizaciones (células de lugar). De esta forma pueden cumplirse nuestros objetivos (movimientos físicos y mentales dentro de cada marco de referencia).

El paradigma de referencia para comprender cómo funciona nuestro cerebro lo constituyen, en consecuencia, los marcos de referencia. Así hemos llegado a vislumbrar este paradigma teórico general del rompecabezas del neocórtex. Atendamos ahora a los posibles impactos de esta teoría sobre nuestro futuro, centrado tanto en las máquinas inteligentes como en la inteligencia humana.

 Si queremos desarrollar una IAG -inteligencia artificial general (auténtica inteligencia)-, las tecnologías de aprendizaje profundo tal vez no sean la vía adecuada (problema de la representación del conocimiento), pero sí lo pueden ser los sistemas flexibles (conocer cómo funciona el cerebro es un paso necesario para crear máquinas inteligentes futuras: aprenderán modelos del mundo valiéndose de marcos de referencia similares a mapas).

Desde esta nueva perspectiva, podríamos hablar ya con fundamento de máquinas conscientes, haciendo que el así denominado problema difícil dejase incluso de ser problema. Si bien no conocemos las aplicaciones de la IAG, cabe imaginar que nos ayudarán a aprender más rápido y con más profundidad, lo que en modo alguno es un asunto baladí. Además, no parece que ciertas amenazas (explosión de inteligencia, desalineación de objetivos… tengan probabilidad de cumplirse). No parecen representar, en consecuencia, una amenaza existencial para la humanidad.

¿Qué decir de la inteligencia humana desde este nuevo enfoque –como capacidad de aprender un modelo del mundo-? Traigamos a colación los posibles riesgos -¿existenciales?- y las oportunidades. Es la protagonista en el avance de un planeta que corre el grave riesgo de acabar siendo inhabitable -amenaza existencial: extinción autoinfligida (armas nucleares, cambio climático…)-. Las creencias falsas sobre los aspectos más fundamentales de la vida y del universo -virales- nos juegan malas pasadas: llevarnos a decisiones potencialmente fatales para nosotros y para nuestro mundo (comportamientos peligrosamente agresivos).

¿Podemos hacer algo para que esto no ocurra? Sí, justamente gracias a una inteligencia humana que se esfuerza en lograr modelos cada vez más adecuados de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Incluso nos podemos permitir el lujo de invertir en un testamento para la humanidad, centrado en el gran valor del conocimiento –supervivencia del conocimiento-: propagar el conocimiento (cerebro nuevo: neocórtex) por encima de la propagación de los genes (cerebro viejo).

Para ser una teoría que se halla en sus inicios -y manifiestamente novedosa-, creo que no está nada mal, pues aprendemos mucho y bien sobre la inteligencia -analógica y digital-, que es justamente lo que se pretende. La puerta queda, pues, abierta a una mejora del conocimiento -entre todos: debate-, cada vez más científico. Pues que así sea. No te quedes fuera. Participa. Te vas a alegrar.

Marcar el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *