La filosofía política de la inteligencia artificial

Coeckelbergh, M. (2022/23). La filosofía política de la inteligencia artificial. Una introducción. Madrid: Cátedra.

Portada del libro

Que en el libro se va a tratar de un asunto de plena actualidad, como es el de la inteligencia artificial (IA) -y la robótica-, es indudable. De hecho, es el tiempo de la IA. Que se va a hacer desde una perspectiva no excesivamente frecuente (la político-filosófica: una filosofía política aplicada a la IA y sus correspondientes consecuencias filosófico-políticas) es claro, a juzgar por los pocos trabajos que hasta el presente han visto la luz. Que su autor es una autoridad en el solapamiento IA y filosofía política, a escala internacional,  es algo bien conocido. Por ello, intuimos, con alta probabilidad de acertar, dada su dilatada experiencia académica en esta materia, en distintos centros y países, que estamos ante una obra que merece la pena ser leída. Analicemos, pues, si la predicción se cumplirá.

Se suele dar por sentado que la tecnología es neutral. Ahora bien, hemos de saber que, desde la filosofía de la tecnología, se considera que la tecnología no es solo un medio para alcanzar un fin, sino que también moldea ese fin. No es neutral en términos de política y poder. ¿Qué se nos dice al respecto desde concretamente la filosofía política, que es el enfoque específico de este autor, gracias al cual va a ser posible desvelar la dimensión política de la IA?

Desde esta perspectiva, los humanos, además de estar desempoderados y empoderados por la IA, ¿le estamos otorgando el poder –un poder virtual o artificial que es igual a poder real-? Parece que necesitaremos pensar juntos sobre la política y la tecnología –IA-, pues conceptos como la libertad, la justicia, la igualdad o la democracia pueden estar en juego –en peligro-. Veamos qué da de sí este pensar juntos, utilizando como medio este libro introductorio.

Con respecto a la libertad: se constata que puede darse una manipulación IA y una esclavitud robótica robótica autoritaria. Según los datos del Global Slavery Index –Índice Global de Esclavitud-, ciertos tipos de esclavitud persisten incluso en países como Estados Unidos (personas trabajando bajo condiciones de trabajo forzoso). Más específicamente, se da una manipulación IA –vigilancia, policía predictiva, dirección del comportamiento humano- cuando se produce una amenaza a la libertad de no interferencia –libertad negativa: ausencia de coerción, de obstrucción-. La otra cara de la moneda de la libertad –positiva: autonomía, autogobierno- también está condicionada por la IA, mediante el paternalismo (libertario): decide lo que es mejor para ti (el empujoncito: la recomendación –la manipulación subconsciente-). Incluso la IA afecta a la libertad como autorrealización, como oportunidad (vital) o como participación (política).

Pero la libertad y la IA no pueden ser consideradas en su plenitud si no las relacionamos con la justicia –equitativa, redistributiva…y la igualdad –de oportunidades…. De esta forma nos podemos adentrar más justamente en los sesgos –algoritmos sesgados: su disminución o supresión,  su mantenimiento o su aumento- y en las discriminaciones –desigualdades (pobreza), racismo, sexismo, opresión algorítmica– presentes en la IA. Es necesario conocer, en consecuencia, los marcos conceptuales (políticos), pues la IA –el capitalismo de la IA-  no es políticamente neutral, por lo que debemos evaluar formas entrelazadas de discriminación o alternativas al techno quo. Queda aquí mucho trabajo por hacer.

El contexto amplio en el que nos estamos moviendo es en el de la democracia y su relación con la IA. ¿Relación utópica, distópica o en grados intermedios –diferentes posibles combinaciones-? La pluralidad de concepciones de una –democracia- y otra –IA- hace aquí acto de presencia. De nuevo, nos hallamos ante la necesidad de pensar juntos -¿pluralismo agonista, en donde el conflicto es tenido en consideración, frente a burbujas de información, cámaras de eco o islas digitales de aislamiento?-. Hemos de tener en cuenta que la IA no solo es una herramienta para la política –democracia-, sino que la condiciona y la cambia (concentración del poder digital: peligros y oportunidades).

Hasta aquí, lo relacionado con la IA y los humanos –forma antropocéntrica-. Pero necesitamos dar un paso más para analizar las relaciones de la IA con los no humanos –los animales– e incluso con la propia naturaleza, siempre desde la filosofía políticaprincipios políticos: perspectiva relacional-. Hay que dar cabida aquí tanto al poshumanismo como al transhumanismo. ¿Cabría entonces preguntarse sobre la posibilidad de promover una IA medioambiental y climatológicamente amistosa?

Así llegamos al final de un libro que, ahora sí, podemos afirmar justificadamente que merece la pena ser leído. Ante ti aparecerán nuevos horizontes que seguramente te van a enriquecer en el aquí y ahora y, sobre todo, si pensamos en el futuro de nuestra sociedad, de nuestro planeta y de nuestro universo.

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