En ACIPE estamos muy atentos a los sesgos cognitivos y a las implicaciones de la mala ciencia

Así, nos hemos hecho eco de las aportaciones últimas de Kahneman (Premio Nobel) y colaboradores (Ruido) y de Pinker (Racionalidad) con el objetivo claro de evitar los errores en nombre de la propia ciencia (deshaciendo errores).

También hemos tenido presente algunos mitos con gran incidencia en nuestras vidas  (el mito del déficit), las tiranías, incluso aunque sean éstas las del mérito (la tiranía del mérito), la correcta actitud científica por contraposición a los sesgos y estereotipos (la actitud científica frente a la pseudociencia), el funcionamiento de la buena cienciaPremios Nobel– (buena economía), la fundamental distinción entre apariencia y realidad (la realidad no es lo que parece), los riesgos tecnológicos (pesadilla tecnológica),  los bulos y falsas noticias que nos invaden por doquier (posverdad) y las herramientas propicias para un pensamiento más lúcido y mejor fundamentado, científicamente hablando (herramientas para pensar mejor).

Nuestro objetivo ha sido el de seleccionar buenos libros de divulgación científica, a escala internacional, para que puedan satisfacer estos claros objetivos:

  1. Los de cualquier profesor, de cualquier materia y de cualquier nivel educativo –estudios de primaria, secundaria, bachillerato, formación profesional y universidad (grados, másteres y doctorados)-, que desee contar con buenas herramientas capaces de ayudarnos en la difícil tarea de distinguir la buena ciencia de la pseudociencia o la mala ciencia. Además, le serán de suma utilidad si quiere utilizar al aula invertida en la impartición de la docencia.
  2. Los de cualquier ciudadano/a que desea que se le abra una puerta segura a lo que internacionalmente se está entendiendo por conocimientos científicos frente a otros tipos de conocimientos.
  3. Los/as de los responsables de los medios de comunicación y de las redes sociales, a fin de que puedan decidirse, con fundamento, sobre lo que divulgan y sus probables repercusiones –positivas y no tan positivas o incluso negativas- en los distintos consumidores –más activos o más pasivos- de noticias.

Es lo mínimo que se puede pedir a una Asociación Científica sin ánimo de lucro y cuyos miembros son muy conscientes del valor de los hallazgos científicos para el bienestar psicológico de las personas e, igualmente, para los desarrollos sostenibles de las sociedades de nuestro tiempo.

Nos sentiríamos, en consecuencia, muy satisfechos si comprobamos que lo realizado hasta ahora ha sido de utilidad para la ciudadanía de nuestro siglo XXI. La especie humana se lo merece. Nuestro planeta también.

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