Buena economía para tiempos difíciles

Banerjee, A. V. y Duflo, E. (2019/20). Buena economía para tiempos difíciles. En busca de mejores soluciones a nuestros mayores problemas. Madrid: Taurus.

Portada del libro
Portada del libro

Ya a priori habría varias razones para aconsejar la lectura de esta obra. Sus autores (él y ella: relevancia del género) acaban de recibir el Premio Nobel de Economía (2019). Su núcleo de interés: la economía, asunto que vertebra nuestras vidas y la de todos los países del mundo. Además, se centra en la buena economía (frente a otros tipos de economía no tan buenos: la economía de miras estrechas, la economía ciega), es decir, la que busca soluciones idóneas y eficientes (científicas: buena ciencia; investigaciones innovadoras)  a nuestros mayores problemas (la migración, el comercio, el cambio climático…), dentro de unos tiempos realmente difíciles (polarización creciente, incremento de la desigualdad…), sobre todo si tenemos en cuenta los destrozos de salud física, psíquica y económica ocasionados por la actual pandemia del coronavirus (SARS-CoV-2). A ello habría que añadir las magníficas valoraciones cosechadas internacionalmente: de lectura obligada (Piketty), perfecto para nuestro tiempo (Sunstein), excelente (The Economist). Tras una minuciosa lectura (ya, pues, a posteriori), ¿podremos seguir aconsejando con pleno fundamento su lectura?

El hilo conductor que vertebra diferencialmente todo el libro es que, además de su sólida fundamentación académica, expuesta muy claramente, enseña, de forma explícita, cómo hay que proceder para el logro de la buena ciencia (más allá incluso de la propia economía). Esto es algo sumamente válido tanto para quien pretende hacer ciencia (sobre todo desde el campo de las ciencias sociales) como para los que no desean dejarse engañar por las omnipresentes afirmaciones pseudocientíficas de nuestros días (el resto de los mortales). Estas creencias infundadas no sólo son divulgadas por los no científicos, sino también por ciertos académicos de distintas disciplinas científicas (existe mucha mala economía: economía de servilleta; economía rígida).

Si nos detenemos en un primer ejemplo –el de la migración– constatamos que los autores no se dejan llevar por los típicos bulos (falsas creencias: el modelo de la oferta y la demanda es una buena descripción de la realidad) de que los migrantes quitan el trabajo a los nativos o empobrecen a las naciones que les dan cobijo. Por el contrario, basados en experimentos naturales y estudios empíricos bien diseñados y ejecutados, en los que se constata la aversión a las pérdidas, el miedo al fracaso, las motivaciones personales…, llegan a la conclusión de que es preciso justamente fomentar la migración (interna y externa) hasta convertirla en una prioridad política.

El planteamiento llevado a cabo con la migración, mutatis mutandis, es válido para otros asuntos relevantes de nuestros días:

a) El comercio (los argumentos sobre las múltiples bondades del libre comercio –aumento de la prosperidad generalizada- no son en absoluto evidentes). Las profecías autocumplidas y los círculos viciosos han de ser tenidos en cuenta, además de otras variables, como las tendencias a la inmovilidad, el tiempo requerido para las transformaciones –reciclarse-, el logro de la reputación…, es decir, la otra cara de la moneda, que hasta ahora no ha sido muy considerada.

b) Las preferencias de la ciudadanía: necesidades y deseos (los deseos pueden no ser necesidades y, a su vez, las necesidades pueden no ser deseos, lo que supone ir más allá de los modelos simples hasta ahora vigentes). Hay que abrirse a la enorme variabilidad existente (amplia inclusividad) en cada una de nuestras categorías (nosotros, ellos; nuestra etnia, las otras: cámaras de eco, rebaño categórico, polarización), si queremos superar los comportamientos fanáticos, racistas y discriminatorios de todo tipo (círculos de la violencia; tsunamis de prejuicios), que tanto perjudican a nuestros sistemas de convivencia y a nuestra economía.

c) ¿El crecimiento económico permanente? Un mito muy extendido: la bajada de impuestos a los ricos causa crecimiento económico (efecto derrame). La dura realidad científica: en estos momentos todavía no sabemos mucho (los mecanismos concretos) sobre cómo lograr que se produzca crecimiento (que, además, no ha de seguir identificándose únicamente con el PIB), aunque sabemos bastante más sobre los modelos clásicos de economía que manifiestamente no funcionan.

d) El cambio climático. Parece reflejar bastante bien la realidad la conocida regla 50-10: el 10 % de la población más contaminante genera el 50% de emisiones; el 50% de población menos contaminante sólo genera el 10%. Si el calentamiento del planeta llegase a superar los 2 ºC, nos encontraríamos con una tierra y una humanidad bien diferente: más pobreza, más muertes, más desigualdades… Todavía estamos a tiempo –aunque nos queda poco- de ir poniendo remedio: energías renovables –tecnologías limpias- frente a los combustibles fósiles -tecnologías sucias-. El New Deal verde.

d) La automatización (no regulada; innovación opresiva), la singularidad (imaginada) y la desigualdad de ingresos y riqueza (renta básica universal, el ganador se queda con todo): ¿cómo se relacionan? Una vez más hay que contraponer los datos a los mitos, incluso aunque, como resulta patente, no se pueda llegar a conclusiones definitivas en este terreno.

e) ¿Los gobiernos son el problema o la solución? De nuevo la lucha de los datos y las creencias infundadas, con una realidad que necesita ser conocida: la economía por sí sola no nos puede ofrecer la solución definitiva a nuestros problemas (palabra de economistas, de buenos economistas).

f) Las políticas sociales (Renta ultrabásica universal…). Pros y contras en función de los estereotipos vigentes y de las nuevas realidades, avaladas por estudios empíricos, traídos a colación por los autores (ella y él).

Por lo escrito, y por cómo está escrito y fundamentado, es muy recomendable la lectura de este libro.

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