La realidad no es lo que parece

Rovelli, C. (2018). La realidad no es lo que parece. La estructura elemental de las cosas. Barcelona: Tusquets.

Ya hemos realizado aquí otra recensión de una obra de este mismo autor, centrada en la concepción científica del tiempo (El orden del tiempo). Este libro se publica originalmente en italiano en 2014, la primera edición castellana es de 2015 y la tercera (la presente) es de 2018. ¿Por qué merece la pena centrarse en esta aportación que, siendo divulgativa, va más allá de la divulgación en palabras del propio autor -buen científico (uno de los creadores de la teoría cuántica de lazos) y extraordinario divulgador-? Porque gracias a sus profundos y extensos conocimientos podremos acercarnos a la comprensión de los componentes más esenciales del mundo, a la estructura esencial de las cosas (y también de nosotros mismos): se trata, pues, de una especie de estimulante viaje, ilustrado y bien fundamentado, a la última frontera del conocimiento físico, dando razón de ser de la gravedad cuántica y del extraño mundo que ésta nos desvela (estructura granular y discreta de la realidad).

            Si bien el viaje comienza en Mileto  y Abdera (Tales, Anaximandro, Hecateo, Leucipo, Demócrito,…) para pasar después por Atenas (Platón, Aristóteles,…), llegará a su cénit con el análisis de las grandes aportaciones de personajes clave en el desarrollo de la ciencia actual (Newton, Faraday, Maxwell, Einstein, Planck, Bohr, Heisenberg, Dirac,  Feynman, Wheeler –considerado padre, por cierto, de la gravedad cuántica, …). Si nos hacemos la pregunta más radical, la que vertebra todo el libro: ¿de qué está hecho el mundo?, nos encontramos con algunas de las más acreditadas respuestas en los últimos siglos. Newton nos respondería con el establecimiento de tres conglomerados independientes: el espacio, el tiempo y las partículas. Faraday y Maxwell, mantendrían el espacio y el tiempo, mientras que las partículas se desglosarían en campos y partículas. Einstein, en 1905, uniría el espacio y el tiempo, manteniendo los campos y las partículas; en 1915,  permanecería unido el espacio-tiempo y los campos se convertirían ahora en los campos covariantes, junto con las partículas. La mecánica cuántica mantiene unido el espacio-tiempo pero las partículas serán entendidas como campos cuánticos. Desde la nueva y más actual propuesta, desde la gravedad cuántica de lazos,todo (espacio-tiempo, partículas y campos) quedaría englobado en los campos cuánticos covariantes.

De esta forma se intentaría unir, en una gran teoría –la gravedad cuántica-, todo lo avanzado y experimentado por los autores antes referidos. Como cabe inferir, es la propuesta de un físico teórico (“lazista”), que está a la espera de los correspondientes experimentos y apoyo empírico, pero que cuenta con indicios lo suficientemente serios como para ser tenida en cuenta y trabajar para su comprobación. Así, desde la gravedad cuántica, sería posible poner un límite a los infinitos (que tantos problemas ocasionan), curando las singularidades de la relatividad general. Lo único realmente infinito es nuestra ignorancia. Otros autores, igualmente a la búsqueda de esa teoría global (integradora: relatividad y mecánica cuántica), proponen diferentes alternativas, como es el caso de la teoría de cuerdas (los cuerdistas”), aunque parecen encontrarse con más dificultades explicativas  de las previstas (por ejemplo, los problemas con la supuesta supersimetría). De ahí que, por el momento, los cuerdistas parecen algo apesadumbrados e insatisfechos, mientras que los lazistas se muestran más optimistas y esperanzados, según versión de parte –la de los lazistas-. Por lo dicho hasta aquí, alguien se puede lógicamente preguntar: pero a mí, que no soy físico (tal vez psicólogo/a, educador/a,…), ¿qué me puede aportar este volumen que parece tan especializado? Pues mucho más de lo que uno pueda imaginar. Intente leerlo y lo comprobará. No quedará defraudado. Creo que puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que es difícil encontrar una calidad y claridad de escritura, bien fundamentada desde un punto de vista científico, en la exposición y explicación de asuntos tan trascendentes y relevantes para nuestra comprensión del mundo y de nuestras propias vidas como  la hallada en esta obra, más allá de que quede por saber si en el futuro se verá apoyada empíricamente la propuesta de la teoría de la gravedad cuántica de lazos. Esperemos que sí. De esta forma, al menos en parte, nos habríamos anticipado al futuro.

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