MacAskill, W. (2922/23). Lo que le debemos al futuro. Qué debemos hacer hoy para garantizar un mundo feliz a nuestros nietos. Barcelona: Deusto.

Autor bien conocido y tema apasionante. Comienzo impecable: las generaciones futuras importan. ¿Qué mundo les vamos a dejar? Este es el asunto: un enfoque de largoplacismo que tiene muy en cuenta nuestra situación actual, nuestros grandes retos. Siempre pensando, por tanto, en la incidencia probable de los mismos en el futuro de nuestra especie y del planeta y, además, actuando en consecuencia: pensamiento consecuencial (encauzar el futuro en una mejor dirección).
A título de ejemplo ilustrativo: el desarrollo tecnológico (nuevas oportunidades y amenazas). Nuestras actuales decisiones -en una u otra dirección- condicionarán sin duda las vidas futuras de nuestros descendientes y sus contextos existenciales. Por eso, podemos afirmar con cierto fundamento que el futuro está en nuestras manos -enorme responsabilidad entonces-. Las personas del futuro dependen de nosotros -¿beneficiará esto a la séptima generación?-, siendo así que en estos momentos están marginadas (no votan, no hacen negocios, no pueden hacernos llegar su voz…). ¿Cabría imaginar para estas personas del futuro una eutopía -un buen lugar– o, por el contrario, una antieutopía?
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