¿Nos debería importar la igualdad?

Creo que sí. Al menos a dos grandes pensadores de nuestros días les parece un asunto muy relevante (desafío planetario): Sandel (filósofo estadounidense) y Piketty (economista francés), algunos de cuyos libros ya han sido recensionados. Se trata de una conversación -Escuela de Economía de París, 20 de mayo de 2024-, transcrita en formato de libro [Piketty, T. y Sandel, M. J. (2025). Igualdad. Qué es y por qué importa. Barcelona: Debate.]. Veamos, pues, qué da de sí.

Una realidad parece que se nos impone: lo extremas que son las desigualdades de renta y de riquezadimensiones monetarias de la desigualdad– todavía vigentes en estos momentos, más allá de que históricamente se considere que han ido aumentando o disminuyendo, en función de los periodos históricos elegidos y estudiados (concentración de propiedad y de poder casi ilimitada en muy pocas manos…).

A partir de aquí, dos posturas: la más realista/optimista -podemos ir disminuyendo estas desigualdades: hay mecanismos para ello- y la más realista/pesimista -todavía podemos ir a peor, si no ponemos algún tipo de remedio-. Sigamos entonces indagando para ver qué sería más pertinente hacer, asumiendo planteamientos rigurosos -los derivados de la ciencia: filosofía y economía en este caso-.

¿Cómo podemos avanzar en la igualdad -en medio de las desigualdades señaladas: Norte/Sur o incluso intrapaíses? Mediante el acceso de la ciudadanía a los bienes más básicos -educación, salud, sufragio… y con su participación equitativa en los asuntos políticos y sociales (vida social, cultural, económica, cívica…)-. Lo que sí ya nos atestiguan los análisis históricos es que los cambios en una u otra dirección -mayores desigualdades y más igualdad- se han ido produciendo de hecho. Luego, es posible el cambio

Ahora bien, lo que nos interesa conocer es qué probabilidades tenemos de ir en una u otra dirección, en función de los mecanismos que pongamos en funcionamiento: tributación más o menos progresiva, fomento o disminución del Estado del bienestar (Estado social), el tipo de impuesto de sucesiones, el grado de desmercantilización de la economía y de la vida en general, la clase de movilización y de participación políticas, la mayor o menor atención a las brechas (salariales, de rentas…), el nivel de preocupación por la habitabilidad planetaria, entre otros mecanismos.

Alguna alternativa a nuestra situación actual, en la que todavía son patentes las desigualdades de diversos tipos –proyecto globalizador neoliberal, en el que impera el credo neoliberal/la religión del libre comercio (triunfalismo del mercado, desregulación de las finanzas)-, podría venir de la mano, a título de ejemplo ilustrativo típicamente pikettiano, del socialismo participativo/democrático (socialdemocracia para el siglo XXI), que trata de implementar los aspectos más positivos de los mecanismos a los que se acaba de hacer alusión.

Hablamos pues del Estado social, caracterizado por sus servicios preferentemente al bien común, intentando evitar su corrosividad, superando el miedo a la democracia, impulsando el desarrollo del autogobierno, cambiando la ideología subyacente a nuestra actual concepción de perdedores y ganadores -meritocracia: la arrogancia del ganador y la desmoralización del perdedor-, lo que a su vez implica una reevaluación de las contribuciones sociales (dignidad de los diferentes trabajos: comprimir la escala de las rentas y de los salarios), un aumento de los recursos públicos para el bienestar de la ciudadanía, un sistema fiscal más equitativo -sistema impositivo muy progresivo-, un internacionalismo reconstruido –soberanismo internacionalista-, una cooperación internacional -redistribución Norte/Sur globales-.

Por lo ya indicado, creo que tal vez te convenga echar un vistazo a este pequeño libro de unas 150 páginas, de tamaño muy reducido, por cierto. A buen seguro, te alegrarás de poder reflexionar –con cierto fundamento científico-, alejado del planteamiento maniqueísta tan presente en la actualidad. Date, pues, un respiro. Le sentará bien a tu salud mental, lo que en modo alguno es poca cosa. Prueba y verás. Así es la ciencia -ensayo y error…-.

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