Vida 3.0

Tegmark, M. (2018). Vida 3.0. Que significa ser humano en la era de la inteligencia artificial. Barcelona: Taurus.

portada del libro

Portada del libro «Vida 3.0»

Tegmark no es sólo un profesor de física en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts),  sino uno de los buenos divulgadores de la ciencia actual. El asunto tratado en este libro es de una importancia extraordinaria para los humanos y para todo el cosmos (él es cosmólogo): ¿qué implicaciones tiene para nosotros y para el universo el desarrollo de la inteligencia artificial (IA)? Asume que la conversación sobre el futuro de la vida con IA es la más importante de nuestro tiempo.

Si en el titulo aparece la vida 3.0, parece pertinente que tengamos claro qué se entiende por tal y por los dos tipos de vida que le han precedido: vida 1.0 (tanto el software como el hardware son productos de la evolución: fase biológica); vida 2.0 (puede diseñar su software mediante el aprendizaje: fase cultural).  En la siguiente fase, la tecnológica (en la que nos hallamos, ciertamente en sus inicios), también la vida puede diseñar su propio hardware, es decir, definir su propio destino, gracias al desarrollo de la inteligencia artificial.

Ante esta nueva situación (vida 3.0), nos encontramos con al menos tres posturas diferentes: la de los tecnoescépticos (no merece la pena preocuparse, pues no será viable), la de los utópicos digitales (están a favor del desarrollo máximo de la vida 3.0, pues la creen posible y deseable) y la que se defiende y justifica en esta obra: el movimiento en pro de una IA beneficiosa o benéfica y amigable, gracias a una IA segura, mediante los procesos de verificación, validación, seguridad y control.

Si de IA vamos a hablar es necesario aclarar conceptos, comenzando por el de la propia inteligencia: la capacidad de lograr objetivos complejos. Así definida, ésta no puede ser medida por medio de un solo CI, sino gracias a un conjunto de capacidades estrechamente relacionadas y vinculadas con los diversos objetivos. Dentro ya de la propia IA, se han de considerar los distintos tipos. En primer lugar, la IA de vía estrecha: supera a los humanos en un objetivo específico (juego de ajedrez, por ejemplo, pero también robots cirujanos, sistemas de diagnóstico, o robots jueces), pero es muy inferior a la inteligencia humana en el resto de objetivos. En segundo lugar, la IA que cabe imaginar un día alcanzará un nivel humano en todas sus habilidades (IAG). Estamos todavía lejos de esta situación. Y todavía más distante, en tercer lugar, se hallaría la IA que supere a la humana (IAG sobrehumana), es decir, la superinteligencia o IA avanzada (explosión de la inteligencia, como evento rápido, en escalas cósmicas: singularidad; automejora recursiva).

Si el futuro nos deparara la realidad de los dos últimos tipos de inteligencia, sobre todo la última (no habría que descartarlo a priori), entonces deberíamos estar preparados para afrontar algunos de los siguientes posibles escenarios: coexistencia relativamente pacífica con la inteligencia humana; extinción de los humanos reemplazados por la superinteligencia; dominación y subordinación de la inteligencia artificial por nuestra parte o justamente lo contrario.

Ante este espectro de escenarios, sí cabe imaginar uno en el cual vayamos mejorando recursivamente las tecnologías de las IAs, gracias a lo cual no solamente mejoraría la calidad de la vida en la tierra sino en buena parte del cosmos. Ahora bien, aquí nos topamos con el establecimiento de los objetivos de las IAs. En principio, parecería lógico que deberíamos intentar conformar sus objetivos a los nuestros. Esto implica que los aprendan, los adopten y los conserven y esto en modo alguno es tarea sencilla. Hoy no hay manera de estar seguros de cómo conseguirlo. Además, tampoco podemos saber si nuestros actuales objetivos serían los mejores, los más inteligentes, los más idóneos para ese futuro en el que estamos condenados a convivir (hemos de conversar, reflexionar sobre el tipo de convivencia) los homo sentiens conscientes– (¿además de sapiens ya en ese futuro?) y las máquinas cada vez más inteligentes.

Toda esta obra es justamente ese sabio y equilibrado intento de conversar y reflexionar sobre lo que es muy probable que nos depare el futuro, tras el nacimiento y desarrollo de al menos los tres tipos de inteligencia artificial a los que nos hemos estado refiriendo. Sin duda ese mundo (cosmos) y nosotros ya no seremos los mismos tras su irrupción. Convendría, pues, estar bien preparados para sacar provecho de los múltiples beneficios que ya vemos que nos están aportando las máquinas inteligentes (prosperidad y beneficios compartidos, empoderamiento…), a la par que evitar sus riesgos (¿existenciales?), que sin duda es posible vislumbrar en el horizonte (subversión, carrera armamentística –armas autónomas letales-…). El libro puede llegar a ser un buen instrumento de preparación para desarrollarnos en la era de la IA, en un contexto marcado por la vida 3.0, asumiendo un optimismo consciente y creando juntos un futuro que nos ilusione.

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