Trabajar

Jaffe, S. (2022/24). Trabajar. Un amor no correspondido. Móstoles (Madrid): Capitán Swing.

Portada del libro

Ante el trabajo, asunto de capital importancia para nuestras vidas, tal vez haya llegado el momento de hacernos algunas preguntas sin duda vitales: ¿mantenemos con él una relación tóxica -estrés, ansiedad, soledad…-? ¿Le proporcionamos a nuestro trabajo más de lo que él nos proporciona a nosotros? ¿Por qué seguimos trabajando –esclavos del tiempo-? ¿A quién beneficiamos con nuestros trabajos? ¿Hacemos más millonarias a las personas que ya son milmillonarias? ¿Qué pasa con el amor al trabajo -cobrar un salario o sentirse satisfecho-?

La autora sabe mucho al respecto, tanto por su experiencia personal -múltiples trabajos escasamente remunerados-, como por la investigación -periodística- llevada a cabo en esta obra. Hasta ahora sus escritos le han proporcionado un merecido reconocimiento internacional en la materia. Analicemos, pues, si sus aportaciones nos pueden ayudar a comprendernos mejor en nuestra relación con el trabajo.

Este ha colonizado cada faceta de nuestras vidas, dentro del liberalismo o capitalismo tardío, asumiendo en buena medida el mito/ideología del trabajo por amor -que ya empieza en casa-, la ética del amor al trabajosentirse realizado-, aunque bien sabemos que nuestro amor por el trabajo no será correspondido, en gran parte de los casos. Es más, vivimos dentro de una real explotación laboral, dado que, en general, la labor realizada produce un valor considerablemente superior al salario recibido.

Ante este diagnóstico de una realidad no tan halagüeña como nos la han estado haciendo creer, surge una trascendental cuestión: ¿hasta qué punto son posibles -y viables- otras maneras de realizar tanto el trabajo domésticoíntimo, servicio doméstico, invisible, incomprendido, infravalorado, vulnerable…- (¿por qué no bien remunerado?) como el del mercado laboral -sin brechas de género ni desigualdades…-? Y esto, tanto para varones y mujeres como para personas no binarias (comunidad queer…). Se necesita dar además un protagonismo integral -valor personal y social- al mundo de los cuidados comunidades y relaciones-.

En educación -no universitaria, básicamente- la trampa del exceso de amor (ocupación sentimental), a lo largo del siglo XX, también se ha pagado cara, dado que se ha pretendido inculpar al profesorado por no haber podido resolver buena parte de los problemas del mundo -falta de preocupación de los profesores-, sin importar el tipo de salario y las desigualdades (raza, sexo/género…) existentes.

El comercio también se encuentra vertebrado por el eslogan servicio con sonrisa trabajo emocional, proletariado de los servicios-, bajo el cual suele subyacer una jornada larga a cambio de un exiguo salario. El sector de comercio minorista todavía continúa feminizado -esencialismo de la feminidad- y racializado -discriminación por raza-. Incluso este tipo de análisis puede arrojar nueva luz sobre las organizaciones sin ánimo de lucro -con semejantes contradicciones a las ya vistas: la trampa del amor, el arma de doble filo (pasión por el trabajo y explotación), desigualdades, creer en la causa cuando es esta la que te maltrata-.

Todavía nos quedan otros ámbitos, aparentemente alejados del terreno del trabajo, pero que también son susceptibles de ser analizados bajo la misma óptica del amor no correspondido, como son: a) el del mundo artístico los mundos del arte-, en los cuales podemos contemplar el mismo sistema de creencias y desigualdades; la cultura artística convertida en mercancía turística (¿quién necesita financiación pública cuando la creatividad artística produce crecimiento económico?); b) el de las prácticas –becarios: trabajo de esperanza-, aprendices de antaño, becarios de hoy, con nula o insuficiente remuneración, con manifiestos sesgos de género; c) el de cierto profesorado universitario -proletarios profesionales; segregación racial y de género; profesores taxis-; d) el del terreno de la tecnologíajugando a trabajar por amor (playbor/gamificación), barreras de género, de clase, raciales; industrialización de la bohemia; economía eventual– y e) el del deporte mercantilizado, racializado y generizado: desigualdad-.

Y así, hemos llegado al final de la meta: el mito del trabajo por amor se está resquebrajado, porque el propio trabajo ya no funciona –licenciados sin futuro…-. En definitiva: trabajar es un amor no correspondido, que es la tesis que se ha pretendido fundamentar y defender. ¿Se ha conseguido? Habrá que leer el libro para saberlo, ¿no? De momento, sí podemos afirmar que merece la pena contar con esta visión alternativaque se nos ofrece, dado que nos estimulará a buen seguro a la reflexión, que debiera ser un paso previo a nuestras decisiones vitales, tanto de tipo personal como social. Falta nos estaba haciendo: este tipo de enfoque.