¿Prevenir o remediar? Esa es la cuestión

ACIPE con la prevencióneducación– además de con los tratamientos

Portada del libro "Error 404" de Esther Paniagua

La prevención, en su sentido más estricto y técnico, se basa en los hallazgos científicos. Si conocemos las variables predictoras, podemos anticiparnos a la aparición de las variables de criterio o dependientes, sobre todo cuando nos referimos, como en estos momentos, a posibles peligros para los humanos y para nuestro universo. 

En esta ocasión vamos a traer a colación una obra de Esther Paniagua, periodista, preocupada, y por ello debidamente informada, por un posible error: el 404 –es el título de su obra: enlace defectuoso-. La cuestión es ésta: ¿qué ocurriría a la humanidad si uno de los pilares más básicos de nuestras sociedades del siglo XXI se viniese abajo? Nos estamos refiriendo, como cabe imaginar, a internet.

Se parte de la constatación de una serie de acciones –decisiones- llevadas a cabo por determinados gobiernos –cortes de acceso a sus poblaciones-, o de errores cometidos por los propios expertos en herramientas digitales, o de ciberataques deliberados a los centros de control, que posteriormente fueron bien documentadas. Así, hoy sabemos con rigor que dieron  lugar en su día a considerables costes de todo tipo: humanos y económicos. De ahí que nos encontremos en la actualidad no sólo con un mundo de grandes promesas incumplidas –rotas-, sino con una situación en la que han aumentado las desigualdades, las brechas, las adicciones e incluso la tiranía –digital-, poniendo en peligro la propia democracia.

Ante estos hechos, ¿no merecería la pena investigar anticipadamente qué probables peligros nos acechan, siendo conscientes – humildad científica- de que en ocasiones fallaremos en nuestras predicciones? Sí. No sólo podemos, sino que debemos.

Veamos brevemente algunos ejemplos en los que es posible intervenir –prevenir-, dado que conocemos científicamente la relación entre variables predictoras y de criterio.

En primer lugar, el de las adicciones sin sustancia, como es el caso de  internet o de nuestros teléfonos actuales (smartphones). Ya comenzaron a estudiarse con la captología o diseño del comportamiento, que puso de manifiesto que uno de sus objetivos esenciales era la  automatización de la persuasión. A partir de aquí nos encontramos en nuestros días con las nomofobias –miedo irracional a no poder disponer en cada momento de las herramientas digitales-, el FOMO –el miedo a perderse algo (en las redes sociales) o el ningufoneo –centrarse en las herramientas digitales dejando al margen lo demás (a los otros)-.

En segundo lugar, el de las desinformaciones y odios desenfrenados y polarizados,bien presentes en estos momentos, debido a la hiperpersonalización, la infodemia –infoxicación-, las epidemias de troles, los bots o los deepfakes, entre otros. Tiempos de y para la agnotología (el estudio de la ignorancia o duda culturalmente inducida).

En tercer lugar, el de la discriminación a través de los algoritmos –discriminación computacional-: se automatizan las desigualdades y se perpetúan los sesgos. De ahí que podamos hablar del  sesgo algorítmico, del  feudalismo digital, de la misoginia en red o de ganadores y perdedores digitales.

En cuarto lugar, el de la tiranía digital, debida al colonialismo de datos, a los distintos agentes –herramientas- de espionaje, a la vigilancia inteligente –represiva-, a la censura, es decir, a un control asimétrico o autoritarismo extractivo en lo personal, lo social y lo laboral (negocio publicitario extractivo…).

En este libro se recoge una buena parte de información con la que ya contábamos a través de  nuestras recensiones previas en ACIPE. Estas coincidencias descriptivas y valorativas, desde distintas perspectivas profesionales, son ya en sí mismas un valor añadido, pues refuerzan la consistencia de lo aquí afirmado.

Prevengamos pues primero –mediante tecnologías cívicas, con informática comunitaria…-, dado que ya conocemos las relaciones concretas de variables predictoras y de criterio. Si por desgracia se nos hubiese pasado el tiempo, tratemos entonces de remediar lo que nos está sin duda perjudicando considerablemente, para lo que afortunadamente hoy contamos con ciertos programas de intervención.

En definitiva pongamos a la ciencia –a la buena ciencia- al servicio de nuestra sociedad (a través de la tech4good, los Objetivos de Desarrollo Sostenible o la Alianza Democrática por la Gobernanza Digital). Cada uno de nosotros y las diversas sociedades  lo agradeceremos. Hemos de saber que la ciencia es de todos y para todos. Despertemos del sueño, pues se nos está haciendo quizá demasiado tarde.

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