Oligarquía

Winters, J.A. (2011/24). Oligarquía. Barcelona: Arpa.

Nos hallamos ante un autor laureado internacionalmente y una obra que recorre la historia humana -desde sus albores hasta nuestros días-, centrada concretamente en las oligarquías -sus evoluciones y acomodos en función de las circunstancias (políticas)-.

Se parte de una laguna teórica específica a la hora de explicar -científicamente- la razón de ser de las estratificaciones económicas extremas, por las que el 1% de la cima de la riqueza -sobre todo su décima parte superior- se las arregla para desviar sus cargas fiscales hacia abajo (hacia aquellas personas, también ricas -clase media y clase media/alta-, pero incapaces de comprar una defensa eficaz de evitación o de elusión del fisco).

Ante esta situación parece bienvenida la nueva teoría económica oligárquica (con datos de Estados Unidos, Indonesia, Filipinas, Singapur…), que nos posibilite comprender mejor los mecanismos de resistencia a los intentos de cambio ocurridos hasta el momento -la democracia no ha sido suficiente (oligarquías y democracias pueden convivir en diversos grados)-, pues de este modo tal vez nos sea posible conseguir una más justa redistribución de la riqueza económica de los seres humanos. En lograr deshacer precisamente las distribuciones extremadamente desiguales de recursos materiales es en donde se halla la clave. Pongamos a prueba los fundamentos de esta teoría.

Hemos de comenzar con la delimitación del concepto oligarcas: individuos empoderados por la riqueza (son distintos de las empresas y de las élites, son fabulosamente ricos, con riquezas casi inimaginables), que ejercen una actividad (política: dinero es poder) intensa para defenderla (coercitiva, costes de refuerzo). Esta defensa de la riqueza se refiere a la de la propiedad y a la de los ingresos (resistente a su reparto o a la igualación -el poder más desigualmente distribuido-).

Las distintas oligarquías se pueden agrupar en cuatro clases (tipologías ideales):

  1. Guerreras (oligarcas guerreros: modelo guerrero a lo largo de la historia -armados, muy implicados en la gobernanza, con gran capacidad coercitiva y manifiesta defensa de la riqueza muy fragmentada-). La complejidad social, marcada por una mayor estratificación de la riqueza y una coerción como defensa frente a amenazas internas y externas es lo que dio lugar a los primeros oligarcas guerreros.
  2. Gobernantes (gobiernos colectivos -cooperantes- con capacidad coercitiva). Su objetivo fundamental: la defensa de su riqueza mediante pactos de colaboración (comisión oligárquica gobernante -mafias italianas, estadounidenses; oligarquías grecorromanas, casos veneciano y vienés-, relativa estabilidad oligárquica). Una idea clave aquí es la de las proscripciones -ser proscrito: matanza generalizada- de los rivales oligarcas.
  3. Sultanistas (gobernante sultanista en la cúspide, gobierno personalista). La estabilidad aquí depende plenamente de cómo gestione el oligarca líder (de oligarcas) la defensa de sus riquezas -gran discrecionalidad, incluida cierta rapiña a su favor (latrocinio controlado, economía mafiosa tentacular)-. Ejemplos ilustrativos: Indonesia (Suharto…) y Filipinas (Marcos…).
  4. Civiles (colectividad institucionalizada de actores constreñidos por las leyes). Su distintivo, con respecto a las anteriores, puede sintetizarse así: los oligarcas están totalmente desarmados, la coerción para proteger sus fortunas la ejerce el Estado -armado- mediante la pertinente administración -no de forma personalizada- y sus integrantes no gobiernan -para ellos-. En síntesis: sumisión de los oligarcas a las leyes a cambio de que el Estado garantice sus derechos de propiedad (Estados Unidos -fusión del poder oligárquico y democrático- y Singapur -oligarquía civil sin derechos civiles-). Amenazas: impuestos y redistribución centralizada de las rentas. Casi todos los esfuerzos van encaminados a la defensa de sus ingresos -diferencia entre el tipo impositivo nominal y el real (diferencial de la defensa de la renta)-.

 Con lo dicho en mente, cabe concluir que acabar con la oligarquía es muy difícil, a menos que se disperse su núcleo de poder: la acumulación de riqueza. Algunos pasos en esa dirección son, por un lado, la instauración de la democracia y, por otro, las pertinentes leyes de control de las personas oligarcas -disminución de la intensidad oligárquica-. El marco político general ha de ser el del abordaje de las injusticias extremas en la distribución de las riquezas.

Los datos históricos de la humanidad nos indican con claridad que la consecución de este objetivo –desaparición (o al menos disminución) de la oligarquía– en modo alguno es tarea fácil. ¿Pero es viable? Requeriría de un enorme esfuerzo social y muchos pasos sucesivos y concatenados de ahora en adelante.

Como cabe hipotetizar, nos encontramos ante uno de los mejores libros escritos sobre este asunto. Ahora nos toca reflexionar y tomar las oportunas decisiones, siendo conscientes -gracias a lo puesto de manifiesto en esta obra- de las enormes dificultades que conllevaría cualquier intento de acabar con ellas -disminuirlas- en un futuro inmediato. A partir de aquí, que cada cual, con fundamento, decida y se comporte consecuentemente. La ignorancia ya no puede ser un eximente cuando se trata de la ciencia, sobre todo de la buena ciencia.

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