
Gray, filósofo bien conocido a escala internacional, tratará de dar respuesta a la cuestión en este volumen [Gray, J. (2024). Los nuevos leviatanes. Reflexiones tras el liberalismo. Madrid: Sexto Piso.]. Parece lógico lo que nos propone: llevar a cabo reflexiones bien fundamentadas -filosóficamente hablando- de asuntos actuales (inicios de la tercera década de nuestra centuria) que nos preocupan seriamente. Veamos si lo que se nos presenta puede enmarcarse en el ámbito de la buena ciencia.
El punto de partida: el Leviatán de Hobbes, como cabe inferir por el título del libro (El verdadero Leviatán es el animal humano). El objetivo: poner de manifiesto que si dejamos caer el liberalismo –la civilización liberal ha pasado a mejor vida-, fundamentado en los principios matizados del individualismo, el igualitarismo, el universalismo y el meliorismo -progreso-, nos encontraremos de hecho con sistemas bastante perores -leviatanes peligrosos-, típicos de nuestros días –era de autoengaño: ofrecimientos de progreso, seguridad… creando expectativas imposibles de cumplir-, en opinión del autor. La historia, desde esta -su- perspectiva, no es en modo alguno un relato -sin más- de progreso (hay bastante gente -ilustrada y menos culta- que cree lo contrario).
El análisis de lo sucedido en la Unión Soviética (URSS) en el siglo XX y de la Rusia actual -Putin: despotismo ruso, Homo sovieticus-, a semejanza de lo ocurrido en la China actual -Xi Jinping: panóptico, despotismo inteligente- y en tiempos anteriores, en tanto civilizaciones supuestamente diferentes de la occidental -cuentan, no obstante, con ideologías iliberales occidentales-, ponen de manifiesto que su situación no es humanamente envidiable (sostenible: lógicas totalitarias)-.
En el Occidente actual las cosas en modo alguno son ideales –los estados neototalitarios actuales aspiran a liberar a sus súbditos de las cargas de la libertad, oligarquía hipercapìtalista, integrismo antiliberal, populismos-. De hecho, el metaverso es antes una proyección de la más bien triste realidad de nuestros días que una salida airosa desde el punto de vista humano. A esto podemos añadir –a escala mundial– que tal vez la naturaleza va a ser incapaz de su necesaria renaturalización (proyecto hiperliberal de la autocreación), debido a nuestros continuos comportamientos perniciosos para con ella (cambio climático…). Se nos dice que si algún futuro le queda al liberalismo es en tanto terapia contra el miedo a la oscuridad.
Más allá de que se compartan al final sus reflexiones -filosóficas-, la lectura nos estimulará para la apertura a horizontes más amplios (más humanos). En general, esto ya suele resultar fructífero para las diversas personas y sociedades frente a la rampante polarización que, cual peligrosa pandemia intelectiva, campa por doquier en todo tipo de contextos, incluidos los académicos y los científicos -algunos de ellos supuestamente de prestigio-. Bienvenidas sean, pues, las reflexiones sobre las utopías distópicas, los autoengaños, las inflexibles certezas, la mala ciencia, a fin de al menos estar prevenidos y poder tomar las oportunas decisiones y los comportamientos consecuentes. Nos queda camino por andar. Anímate. Merece la pena.