Naím, M. (2022). La revancha de los poderosos. Barcelona: Debate.
Este escritor no necesita presentación especial. Ya lo hacen sus escritos y reconocimientos internacionales. El asunto que trae a colación aquí es de una importancia capital. Se trata de un enemigo sibilino que amenaza nuestra libertad, nuestra prosperidad y nuestra supervivencia en democracia: es el poder, en sus actuales formas malignas de actuar.
Conozcamos, pues, su modus operandi (variante revanchista). Así estaremos debidamente preparados para hacerle frente (al poder incondicional y permanente, a las personas autócratas –autócratas 3P: populismo, polarización y posverdad-), garantizando así –mediante el conocimiento y la actuación consecuente- nuestra libertad en democracia, a la par que evitando un espejismo de la misma: la democracia iliberal.
Algunas de las principales herramientas que utilizan las personas autócratas 3P,en cuanto al populismo se refiere, son: el catastrofismo –todo está mal-, la criminalización de los rivales políticos –a la cárcel con ellos-, la amenaza externa –necesidad de la emergencia nacional-, la militarización o paramilitarización –glorificación de la imaginería militar-, el desmoronamiento de las fronteras nacionales –no a los inmigrantes-, el desprecio a los científicos –no a los datos correctamente interpretados-, ataques a los medios de comunicación –hostiles-, la erosión del sistema de pesos y contrapesos –desconfianza y desautorización- y el mesianismo –líder carismático contra las élites que oprimen al pueblo-.
A partir de aquí, la polarización (con su tribalismo y sus burbujas informativas) está servida: dinámica del fandom -masa de fans-. Se muestran ahora omnipresentes, en este contexto polarizado, el fanatismo y la identidad visceral –los dos bandos: los amigos frente a los enemigos-, es decir, la política identitaria, la espiral antipolítica y la esclerosis política.
Y completando los dos elementos anteriores –el populismo y la polarización-, el tercero: la posverdad (la política de la posverdad), que va más allá de la simple mentira, pues se trata de negar la existencia de una realidad verificable, suplida por los hechos alternativos –uso estratégico de la confusión-.
La manera actual de implantar estas políticas de 3P –Estado mafioso moderno- es mediante un habilidoso fingimiento –engaño sigiloso con espectáculo (comportamientos sigilocráticos)-: se usa el escudo de los valores democráticos para mejor socavarlos. El poder abraza así el espectáculo, al mismo tiempo que se hace clandestino, aunque a simple vista pueda parecer un oxímoron.
Pero, ¿cómo y por qué surge todo esto, quitando de en medio cualquier mecanismo que dificulte o imposibilite gobernar sin restricciones, a sus anchas? He ahí la verdadera cuestión a la que es preciso responder de forma argumentada y con bases sólidas, asentadas en hechos, que es justamente el objetivo de esta obra.
La siguiente analogía ejemplifica muy bien el mecanismo esencial de la revancha de los poderosos: el uso y abuso de la seudoley que es creada única y exclusivamente para sus propios intereses –legalismo autocrático, instrumento de la posverdad-, dado que la seudoley es a la verdadera ley lo que la pseudociencia es a la buena ciencia.
En este círculo vicioso –el de adoptar las técnicas de los autócratas- suelen caer por desgracia los opositores al propio poder autócrata, dado que es una enfermedad muy fácil de contagiar. Difícil así salir de esta nefasta espiral que se retroalimenta, más cuando se establecen alianzas bidireccionales entre poder y dinero, ambos al servicio de la autocracia 3P.
Corremos, pues, serios peligros democráticos –represión transnacional, menos libertad y justicia: coaliciones iliberales globalizadas, autócratas sin fronteras– a lo largo y ancho de este mundo, tal cual su autor pone de manifiesto con sus análisis pormenorizados –con nombres y apellidos- de países como Estados Unidos, Rusia, Hungría, Italia, Turquía, Brasil, Venezuela, Filipinas, entre otros.
Es un claro aviso para los amantes de una democracia cada vez más en peligro –democracias desmanteladas: políticas del nihilismo (mayor confianza en los charlatanes y embaucadores que en los expertos: antiintelectualismo)-.
Hemos, pues, de tomar buena nota y poner los remedios oportunos: higiene digital (ciudadanos informados y sensibles), compromisos colectivos de apoyo democrático mutuo, prácticas de antimonopolio político, ¿voto por orden de preferencia?, ¿jurados y asambleas ciudadanas?, entre otros, en medio de una situación de inestabilidad política de esperanzas frustradas (disonancia cognitiva de estatus, desempoderamiento, cambios como amenazas), muy presente en nuestro siglo.
Es aquí donde radica justamente la relevancia de esta obra. No se pretende que comulguemos sin más con todo lo que en ella se dice, sino que reflexionemos, que pensemos críticamente, a fin de afrontar con éxito el diluvio de la información y, sobre todo, de la sigilosa y propositiva desinformación –deedfakes, (ultrafalsificaciones), redes sociales oscuras: el FUD (fear, uncertainly, doubt: miedo, incertidumbre y duda)-, que se extiende como la pólvora por todas partes. Buena falta nos va a hacer, si queremos salvar las democracias y, por ende, nuestras libertades y una prosperidad integral para la ciudadanía.