Levitsky, S. y Ziblatt, D. (2023/24). La dictadura de la minoría. Cómo revertir la deriva autoritaria y forjar una democracia para todos. Barcelona: Ariel.

El éxito, a escala mundial, lo cosecharon estos autores de Harvard con su obra anterior titulada Cómo mueren las democracias (superventas internacional). La pregunta, pues, es obvia: ¿estará este volumen a su misma altura? Pues averigüémoslo de inmediato, ¿no te parece? ¿Cómo? Gracias a la aplicación del rigor de la buena ciencia.
Partamos de la dura realidad. Nos irá mejor. Es difícil construir una democracia multiétnica (como ha ocurrido en EE. UU.). Incluso se puede decir, con fundamento, que es válido para cualquier tipo de verdadera democracia, sin necesidad de añadirle más adjetivos o ubicaciones.
En 2016, Estados Unidos se estaba acercando a una auténtica democracia multirracial (nuevo orden racial) y, sin embargo, hoy asistimos a un hecho difícil de imaginar: uno de los grandes partidos -el republicano- da patentes muestras de querer renegar de la democracia (reacción radical). Además, en Occidente -países europeos- los partidos de extrema derecha son casi omnipresentes. En la actualidad, están haciendo acto de presencia dos monstruos -Escila y Caribdis-, como son la tiranía de la mayoría, por un lado, y de la minoría, por otro (denominador común: tiranía -el polo opuesto a cualquier democracia-).
¿Cómo podríamos hacer frente a estas amenazas a la democracia de nuestro siglo –XXI-? He ahí la gran pregunta. Parece, como veremos, que las instituciones no salvarán nuestra democracia, luego nos toca reflexionar y actuar en consecuencia (no vale como excusa: no lo vimos venir; mejor, más sensato: nos dio por no leer -ni practicar- la buena ciencia). Este es el objetivo esencial, ni más ni menos, de la obra que tenemos entre manos. Prosigamos, pues.
Algunos principios esenciales (democratizar nuestras democracias), válidos para la consolidación de cualquier sana democracia:
- Aceptar la derrota política y adaptarse a los cambios de la ciudadanía frente a la utilización de tácticas duras (constitucionales: interpretación enmarañada del derecho, ingeniosas estratagemas, filibusterismo, obstruccionismo, la utilización de la legislación como arma (las leyes eliminarán al negro de la política de modo perfectamente legal).
- Asumir la normalidad rutinaria en el traspaso del poder político frente a los sobresaltos -miedo sobredimensionado a perder definitivamente (miedo a caer, a verse desplazados: amenaza existencial, deriva hacia el autoritarismo), con las correspondientes actuaciones inadecuadas (banalidad del autoritarismo, lucha contra el gran reemplazo)-.
- Rechazar inequívocamente la violencia como medio para conseguir o mantener el poder -retórica violenta, coqueteo con la violencia, amenazas de muerte…-.
- Detectar cuidadosamente a las personas -políticos…- cobijadas bajo el manto de los demócratas semileales (semilealtad de manual: nadar y guardar la ropa) y que acabarán jugando un papel capital, aunque frecuentemente oculto, en el debilitamiento o incluso abolición de la democracia (colapso del sistema: el precio a pagar cuando se actúa contra la democracia en modo alguno resulta alto, se sacrifica así la democracia en el altar del oportunismo político).
- Reconocer que la denominación de los partidos -demócratas, republicanos, como ejemplos ilustrativos en el caso estadounidense- no nos asegura sin más y para siempre sus aportaciones reales a la consolidación -o a la decadencia- de la democracia. El análisis detenido de su pasado y presente -sus historias- ponen bien de manifiesto que han ido dando bandazos en favor y en contra del desarrollo o declive de la democracia en las distintas etapas históricas, tanto uno como otro de estos dos partidos.
- Romper con los extremistas antidemocráticos.
- Establecer normas que delimiten el poder de las mayorías (abusivas, peligrosas, fabricadas): gobierno de la mayoría más derechos minoritarios (instituciones y mecanismos contramayoritarios: Tribunal Constitucional…), que protejan a las minorías y no las privilegien. Este es el contexto apropiado para el análisis del contramayoritarismo intergeneracional y el contramayoritarismo sigiloso (minoritarismo: gobierno controlado por una minoría, dar poder a las minorías a expensas de las mayorías, favoritismo, boicot a la opinión pública, cláusula campesina (sesgo a favor del mundo rural), tiranía de la minoría de uno, Colegio Electoral -estadounidense-…).
Por lo ya expuesto -parece que estamos ante una obra de obligada lectura-, cabe inferir que hemos de seguir analizando minuciosamente todos y cada uno de los peligros -de mayorías y minorías- que acechan constantemente a las democracias de nuestro planeta, pues en modo alguno hay que dar por sentado que una vez logradas van a durar para siempre (el análisis, bastante exhaustivo, realizado sobre Estado Unidos resulta paradigmático). Se pueden venir abajo en cualquier momento por varias razones y distintas vías. Para que esto no suceda, primero hemos de reflexionar rigurosamente y, de inmediato, pasar a la acción (movimientos: activistas prodemocracia): ser consecuentes. La verdadera democracia nos necesita. No la abandonemos. Actuemos conjuntamente.