Marshall, T. (2021/24). El poder de la geografía. Los diez territorios que desafían nuestro futuro. Barcelona: Península.

Si es verdad que el éxito, muy probablemente, llama al éxito, entonces Prisioneros de la geografía -éxito mundial en su momento (2015)- tal vez esté abriendo las puertas al triunfo editorial de este volumen. Vamos, si te parece, a verificarlo, pues alguna valoración inicial va en esa dirección: guía excepcional para entender la complejidad de un mundo globalizado. ¿Comenzamos, entonces?
Los órdenes -nacionales e internacionales- que en cada momento han sido establecidos están condenados a ser temporales, como pone de manifiesto la historia -los imperios nacen y se desintegran-. Así pues, el actual -nuestro orden- correrá parecida suerte. ¿Hacia dónde caminamos, pues? De momento, cabe indicar que estamos pasando -en los últimos 80 años- de un mundo bipolar -desde más concretamente la Segunda Guerra Mundial- hasta otro unipolar –desde los noventa aproximadamente-. Hoy ya, en cambio, nos encontramos -siglo XXI- en los inicios de otro multipolar en el que la incertidumbre y la división cobran un papel protagonista. Hacia finales de la presente centuria, ¿nos hallaremos ante una nueva bipolaridad –democracias industrializadas frente a Estados autoritarios-?
La tesis que se va a defender aquí es que la geografía es un factor clave que condiciona lo que la humanidad puede o no puede hacer, tanto en el presente como en el futuro (guerras del agua, migraciones, carrera armamentística de tecnología punta -conquista del espacio-…).
Empecemos por el ejemplo de Australia (país afortunado). Su situación entre dos grandes masas de agua -Pacífico e Índico- le condiciona en la actualidad para que, por un lado, se vea en la necesidad de mantener un diálogo constructivo con China -relaciones comerciales- y, por otro, conservar los lazos con Estados Unidos -por razones de defensa-. Su experiencia histórica ha propiciado que ahora pueda mantener este relativo equilibrio con estas dos declaradas superpotencias.
Continuemos con Irán; montañas, desiertos de sal, estrecho de Ormuz -o todo el mundo puede utilizarlo o nadie-. Muy difícil entonces para cualquier posible enemigo a lo largo de la historia. Como Imperio -el persa-: una gran civilización. En nuestros días: no es fácil que los revolucionarios religiosos renuncien a su poder interno y externo. Irán se halla, por tanto, en una encrucijada: iniciar un futuro democrático o seguir con un aislamiento que dificulta el progreso de su población.
En la cercanía geográfica nos centramos con Arabia Saudí. Han sido los combustibles fósiles los potenciadores de lo que es hoy este país, pese a los problemas internos (malestar social) y externos -paliados al menos en parte por la protección estadounidense (por un buen precio) y los vínculos económicos con China, aunque a primera vista pueda parecer paradójico-.
Demos un gran salto hasta el Reino Unido: se nos cuenta su compleja historia, haciéndose hincapié en su condición de Imperio en su momento -cuanto más se expandía, más difícil era oponerse a él; el son nunca se ponía-, hoy en día ya venido a menos-. De ahí, la búsqueda de su nuevo lugar en un mundo multipolar -¿qué supondría una independencia de Escocia?-.
Y ahora, Grecia: sus montañas y sus aguas -el mar-, claves para comprender su pasado -brillante: cultura occidental-, presente -problemático: grandes cantidades de migrantes- y futuro -incierto: su relación hostil con Turquía-. Internamente: sus divisiones geográficas no han desaparecido.
Nos quedamos muy cerca: Turquía, situada a medio camino entre Oriente y Occidente. Su historia es compleja: genocidio armenio, conflictos turcos/kurdos, desarrollo de Anatolia… y hoy, además, asistimos al plan Patria Azul, en virtud del cual se trataría de conseguir cierto dominio de los tres mares que la rodean: Negro, Egeo y Levantino.
El repaso geográfico realizado hasta aquí se continúa con el llevado a cabo con El Sahel. Es fácil perder terreno en la lucha contra la violencia (guerra eterna, no se llega a acuerdos), la patente incidencia del cambio climático, la inseguridad alimentaria…-; con Etiopía, que es la tierra de los orígenes humanos, el depósito de agua de África pero con la falta de acceso al mar, la etiopidad…-; con España, que a pesar de sus defectos y problemas hoy presenta una situación de manifiesto éxito; e incluso con el espacio: campo de batalla político, carrera espacial, jungla espacial, astropolitik, Acuerdos de Artemisa… y, por supuesto, una muestra de cómo la ciencia aeroespacial puede beneficiar a la humanidad o llevar a su completa destrucción.
En todos los casos se pone de manifiesto el conocimiento logrado -mucho esfuerzo y dedicación- para poder ofrecer esta oportuna radiografía del pasado, presente y futuro de la humanidad.
El autor conoce muy bien el terreno que pisa –la geografía-. Lo hace con un lenguaje muy claro. Resulta, entonces, muy aconsejable su lectura, dadas las relevantes implicaciones para nuestro presente y futuro, más si cabe, cuando incluso de España se habla, dentro además de un contexto mundial.
