Prescod-Winstein, C. (2021/23). El cosmos desordenado. Un viaje a la materia oscura, el espacio-tiempo y los sueños postergados. Madrid: Capitán Swing.
La autora ha sido ya premiada y reconocida por sus trabajos científicos –física teórica– en los asuntos ahora recreados en este volumen –interacción de la astrofísica y la física de partículas: sé que mi cerebro es un cúmulo de electrones y quarks; nuestro mundo tiene en esencia una naturaleza cuántica-.
Su visión, científica y humana, goza de innegable originalidad, pues nos ofrece tanto el aspecto más positivo de la ciencia (lo sublime científico: la bariogénesis, la naturaleza probabilística de la mecánica cuántica, el modelo estándar de la física de partículas, incluso nuestra posición en un universo sin centro…) como sus efectos iatrogénicos –injusticias de la ciencia, posibilidades distópicas-(las vidas negras son también polvo de estrellas, luego importan, aunque esto siga sin ser del todo reconocido en nuestros días). La tesis que se defiende aquí es que una visión más completa surge cuando se tiene en cuenta tanto la cara -avances, progreso…- de la ciencia como su cruz– contextos, personas (figuras ocultas) …- y, por supuesto, la interacción negativa entre ambas.
Dentro del ámbito de la cara, podemos traer a colación algunas afirmaciones relevantes: a) el modelo estándar puede que solo explique el 5% del contenido de materia/energía del universo –somos rarísimos, una completa anormalidad-; b) en cuanto a los posibles candidatos para explicar la materia oscura –invisible o transparente-, que es uno de los dos grandes misterios de la física cosmológica (el otro: la expansión acelerada del universo), tal vez los axiones puedan algún día del futuro salir victoriosos, siendo las estrellas de neutrones sus laboratorios naturales, pero tenemos necesariamente que tener paciencia hasta entonces; c) la separación de espacio y tiempo no se corresponde con la realidad -es en esencia errónea-: el espacio-tiempo le dice a la materia cómo debe moverse y la materia le dice al espacio-tiempo como debe curvarse (ecuación de la relatividad general: materia y curvatura están entrelazadas). Si el GPS siguiera la física newtoniana, nos mandaría cada dos por tres al sitio equivocado; d) desde la cronología cósmica, tal vez hoy podamos decir que en el comienzo no hubiese ningún comienzo (inflación cósmica –inflatón-: el espacio-tiempo se expandió rápidamente). Es una perspectiva que nos obliga a dejar atrás las concepciones precuánticas de nuestro mundo, gracias a la correspondiente transición de fase.
Cuando se tienen en cuenta ambos lados de la moneda -la cara y la cruz-, a fin de evitar una comprensión deficiente de temas relevantes, podemos afirmar que la ciencia y la sociedad se condicionan mutuamente, como se refleja en el ejemplo de la piel con alto contenido en melanina (a la par biomolécula -su interacción con la luz: ¿cuál es la física de la melanina?- y al constructo social, con contenidos específicos como racismo –lente gravitacional débil de la dinámica humana-, esclavitud, deficiencia, invisibilidad -falta de reconocimiento-, colonialismo, discriminación, sexismo).
El resaltar, documentadamente, la cruz de la ciencia nos debiera obligar a una reflexión en profundidad sobre tanto la historia como la situación actual de la ciencia, con todavía manifiestos sesgos, sumamente perjudiciales, para en especial las personas negras (son verdaderos problemas culturales y estructurales subyacentes -estructuras sociales peligrosas-). Tal vez así podamos verlas, a estas personas, y pensarlas -toda la ciudadanía- como materia luminosa (hay belleza y poder en la negritud).
Para la autora esto implica un patente compromiso político especifico con las mujeres y con la feminidad negra y, en general, con este tipo de problemas existenciales (esencialismo de género…). El consumo académico de identidades rígidas y discriminatorias ocasiona, por tanto, problemas graves para personas y sociedades, todavía en nuestros días, a la par que deteriora el avance científico en las más diversas áreas del saber, incluidas por supuesto la física y la astronomía –labores de cuidado
en el ámbito académico: sin prestigio y sin remuneración-. Una inferencia parece clara: necesitamos ubicar -mejor reubicar- la ciencia en el mundo (transformación de la ciencia institucionalizada: el mundo hostil de la Ivy League, el racismo y el colonialismo científicos, la mejora de la perspectiva internalista gracias a la externalista…).
En escasas ocasiones se nos brinda la oportunidad de ver unidas -entrelazadas- las dos mitades de la moneda de la ciencia -su cara y su cruz-. Aquí, en esta obra, justamente es lo que se lleva a cabo, con conocimiento de causa, por supuesto. ¿No te parece que hay que aprovechar esta ocasión?