En defensa de la Ilustración

Pinker, S. (2018). En defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso. Barcelona: Paidós.

Portada del libro

Portada del libro «En defensa de la ilustración»

Pinker, profesor universitario y científico cognitivo (especialista en teoría computacional de la mente, entre otros temas), es uno de los psicólogos más citados internacionalmente, tanto dentro como fuera de los límites de la Psicología. Ha recibido numerosos premios y goza en la actualidad de un merecido reconocimiento internacional a su labor divulgadora. Sus obras (El instinto del lenguaje; Cómo funciona la mente; La tabla rasa; Los ángeles que llevamos dentro…) no suelen dejar indiferentes a sus lectores. Más bien, al contrario, suscitan encendidos debates entre todo tipo de especialistas: sociólogos, economistas, politólogos, estadistas, historiadores… y, por supuesto, entre los propios psicólogos. La presente obra no va a defraudar en este sentido.

Su objetivo queda claro desde el inicio mismo del libro: poner de manifiesto, gracias a un acopio inmenso de datos, citas y gráficos, seleccionados de distintas disciplinas, que la lúgubre evaluación de la situación actual del mundo es falsa, en contra de lo que nos quieren hacer creer influyentes personas (especialistas de distintos campos) que se muestran ecopesimistas, tecnoagoreras y, en general, pesimistas culturales, con sus ubicuos pensamientos apocalípticos (practicantes de la ciencia lúgubre u hostigadores de la ciencia desde la Segunda Cultura –Snow-). Continue reading

Más allá de ceros y unos. Robots, psicodelia y conciencia

Smart, A. (2018). Más allá de ceros y unos. Robots, psicodelia y conciencia. Madrid: Clave Intelectual.

Este libro, eminentemente divulgativo, nos ayuda a pensar sobre una serie de problemas presentes y futuros, a los que ya se ha hecho alusión en otras recensiones y que resultan muy significativos: la inteligencia y consciencia humanas y la inteligencia (inteligencia general artificial) o superinteligencia. El autor no trata tanto de dar respuestas contundentes a estos asuntos cuanto de formular preguntas o sugerencias que nos puedan ayudar a enfocar más adecuadamente los retos a los que nos estamos enfrentado en la actualidad: ¿cuáles son las semejanzas y diferencias entre los distintos tipos de inteligencias? ¿Podemos hablar de inteligencias sin consciencia? ¿Pueden tener los robots consciencia –clones mentales ciberconscientes, consciencia artificial-? No habría que olvidar que para algunos científicos la solución al  misterio de la consciencia puede constituirse en uno de los hitos científicos más importantes del siglo XXI.

Portada del libro

Portada del libro

Su fuente de inspiración es un cruce de datos y hallazgos provenientes de unas disciplinas aparentemente muy distantes: matemáticas, filosofía, psicología, biología o neurociencias. El eje vertebrador o atractor es la inteligencia (natural y artificial). Su más específico enfoque: cómo el estudio científico de los alucinógenos (muy concretamente el LSD) podría ayudarnos a entender justamente una de las principales diferencias entre los mecanismos de nuestro cerebro y los que determinan las actuaciones de los robots o sistemas artificiales inteligentes. Además, su investigación podría ayudarnos igualmente a entender mejor nuestra propia consciencia. De ahí que acabe sugiriendo que no sería una locura diseñar ordenadores a los que se les pudiera ofrecer experiencias psicodélicas, pues de esta forma tal vez se pudiera solventar el misterio de la consciencia natural y artificial (ciberconsciencia). Continue reading

La muerte de la muerte

La muerte de la muerte. La posibilidad científica de la inmortalidad física y su defensa moral. Cordeiro, J. l. y Wood, D. (2018). Barcelona: Deusto.

Portada del libro la muerte de la muerte

Portada del libro

Ya el solo título está llamado a provocar una fuerte disonancia cognoscitiva: ¿cómo va a ser posible para los humanos acabar con un hecho tan manifiestamente natural como nuestra propia muerte? ¿Cabe siquiera imaginar que podríamos ser inmortales? El subtítulo nos avanza los dos hilos conductores, muy distintos pero complementarios, de esta documentada obra divulgativa: por un lado, vamos a poder contemplar unidos casi todos los datos científicos sobre los que poder cimentar la hipótesis de la inmortalidad –amortalidad- o, siendo más precisos, de la longevidad indefinida (tarea que ya de por sí es digna de todo elogio) y, por otro, la defensa moralguerra contra el envejecimiento, misión antienvejecimiento, proyecto de juventud indefinida-, terreno que da cabida a una considerable variabilidad de planteamientos, muchos de ellos claramente enfrentados, que son convenientemente expuestos en el libro para que el lector pueda reflexionar y tomar decisiones con fundamento. Continue reading

Yo contengo multitudes

Yo contengo multitudes. Los microbios que nos habitan y una visión más amplia de la vida. Yong, E. (2017). Barcelona: Debate.

Portada del libro "Yo tengo multitudes"

Portada del libro

En su día ya recensionamos una obra centrada en el mismo tema (Yo soy yo y mis parásitos), y también enmarcada dentro de la categoría del Periodismo de investigación. Es un asunto, pues, que se está investigando en la actualidad (sirvan a título de ejemplos ilustrativos: la creación de una biblioteca de genomas de todas las especies amazónicas –una bioteca– o el más ambicioso proyecto de biogenoma de la tierra, que pretende abarcar todas las especies del mundo) y que, sin duda, va a contribuir a una imagen más real de  cómo ha sido la evolución de la vida en nuestro universo y del porqué de buena parte de nuestros comportamientos. Continue reading

El extraño orden de las cosas

El extraño orden de las cosas. La vida, los sentimientos y la creación de las culturas. Damasio, A. (2018).  Barcelona: Destino.

Portada del libro

Portada del libro «El extraño orden de las cosas»

El autor de esta obra no necesita especial presentación, ni como investigador ni como gran divulgador científico, en el ámbito de las neurociencias (El error de Descartes; Y el cerebro creó al hombre, son dos claros ejemplos ilustrativos de su reconocimiento internacional). El planteamiento a lo largo de su trayectoria investigadora y de difusión científica presenta una doble vertiente: por un lado, constata que se ha producido, tanto en el contexto científico como en el social, una sobrevaloración de la dimensión racional de los humanos (neurocentrismo, cerebrocentrismo, cortexcentrismo). Los datos de investigación hoy acumulados (aparecen referencias a autores y obras que ya hemos reseñado en esta misma Sección) nos indican de forma clara que no hay apoyos empíricos para tal tipo de asertos (conjunto de valoraciones tan excesivamente positivo). Por otro lado, se han infravalorado los sentimientos: no se ha tenido en cuenta que éstos son factores de motivación y agentes de control y negociación de las empresas culturales humanas. Sentimientos y razón están condenados a un permanente abrazo reflexivo bidireccional. Continue reading

Irresistible.

Irresistible. ¿Quién nos ha convertido en yonquis tecnológicos?. Alter, A. (2018). Barcelona: Paidós.  

Portada del libro "Irresistible"

Portada del libro

Se nota desde un principio que se nos va a hablar de psicología, pues psicólogo y profesor de Psicología es su autor, y lo va a hacer sobre un tema apasionante: la adicción del comportamiento a Internet y las nuevas herramientas tecnológicas –Facebook, Instagram, correo electrónico, smartphones, compras en línea, videojuegos, tecnologías vestibles– (diseñadas ex profeso para ser irresistibles). Son eficientes, cómodas, entretenidas, muy veloces y automatizadas. En bastantes aspectos, las neuroimágenes con las que ya contamos nos muestran que se activan las mismas áreas cerebrales en la adicción a las sustancias que en la adicción al comportamiento. Continue reading

Armas de destrucción matemática

Armas de destrucción matemática. Cómo el big data aumenta la desigualdad y amenaza la democracia. O’Neil, C. (2017). Madrid: Capitán Swing.

Portada del libro "Armas de destrucción matemática"

Portada del libro

               El título nos permite inferir con cierta probabilidad de acertar la esencia del contenido de esta obra de divulgación. Traer a colación el big data es clara señal de que estamos al día de las más recientes aportaciones científicas y, en general, de las creencias de que sus derivados, para la mayoría de los ámbitos de nuestras vidas, casi siempre serán  positivos o muy positivos.  

El principal valor de su autora, académica y profesional, analista cuantitativa (científica de datos) que conoce bien la transformación de la abstracción matemática en modelos matemáticos eficientes, es mostrarnos los efectos colaterales del empleo masivo de los análisis (algoritmos) del big data, en modo alguno positivos: básicamente el aumento de la desigualdad y peligro de la democracia, para buena parte de los seres humanos (los más vulnerables, los más desfavorecidos socialmente hablando). De ahí que la expresión más repetida a lo largo del libro sea el acrónimo (ADMarmas de destrucción matemática-). El desarrollar y desvelar este lado oscuro del big data ha de entenderse como un aspecto esencial y complementario de sus indudables virtudes, quedando en todo momento muy claro que la bondad o maldad del big data recae no tanto en las matemáticas en sí, cuanto en los objetivos y los controles que establecemos los humanos. Continue reading

Contra la simpleza. Ciencia y pseudociencia.

Altschuler, D.R. (2017). Barcelona: Antoni Bosch.

Portada del libro

Portada del libro «Contra la simplreza. Ciencia y Pseudociencia»

Hemos de saludar con satisfacción esta obra de buena divulgación, que pretende ayudar al lector a diferenciar entre los procedimientos científicos y los propios de las pseudociencias.

Para su autor, catedrático de universidad y físico, merecen mucho la pena cuantos esfuerzos lleven a cabo académicos y científicos no sólo por diseminar los conocimientos específicos de sus especialidades (acción siempre loable), sino sobre todo los hábitos y procederes (temperamento científico) típicos del buen investigador (incluidos, por supuesto, los de los psicólogos) que de algún modo podrían y deberían ser adquiridos por una ciudadanía ilustrada, científicamente hablando, del siglo XXI.

En la recién inaugurada época o etapa de la posverdad, este libro se debiera convertir en uno de sus más eficientes antídotos,  gracias al pensamiento crítico: sin la duda sistemática no hay espacio para el progreso; la imperfección de la ciencia es la clave de sus éxitos. Hemos de ser conscientes de que necesitamos muchísima más energía para refutar una estupidez que para producirla (Ley de Brandolini). Y la estulticia, siempre presente a lo largo de la historia de la humanidad, hoy se difunde de forma muy rápida a lo largo y ancho de nuestro planeta, que se halla en proceso de vertiginosa digitalización. Se precisa de una lucha sistemática contra creencias pseudocientíficas que chocan con imposibilidades lógicas, matemáticas o biológicas. El objetivo de alcanzar la verdad (frente al mito o la mentira) es la razón de ser de cualquier disciplina científica, aunque el camino esté necesariamente plagado de dudas y anomalías, de sana tensión creativa (en la ciencia nada es absoluto –el progreso científico es una historia de refutación-).

En ese camino hacia la verdad, hoy sabemos que hemos de estar atentos a los ya clásicos ídolos, puestos de manifiesto por Bacon (Novum organum) en el siglo XVII: el de la tribu –nuestras percepciones distorsionadas-, el de la caverna –influencia educativa y de la autoridad, el del mercado -las ambigüedades comunicativas- y el del teatro– tradición y dogmas-.

Ya más en nuestros días, nos encontramos con las ilusiones ópticas, que distorsionan lo real: mesas de Shepard, el “conepato”, el triángulo de Kanizsa, entre otras muchas. Hoy también conocemos que nuestras memorias son falibles y maleables: memorias sesgadas en la reconstrucción, inducciones distorsionadas, amnesia de la fuente, etcétera, y que, querámoslo o no, forman parte de nuestra constitución de homo sapiens. Es muy probable que hayan tenido su utilidad para la supervivencia de la especie a lo largo de nuestra existencia, pero en estos momentos es constatable que también pueden conducirnos a errores en nuestra comprensión científica del mundo y de nosotros mismos.

En esta misma línea de precaución hemos de tener en cuenta: 1)  los distintos tipos de las ubicuas falacias (genética –confundir razones de creencia y de certeza-, ad verecundiam –argumento de autoridad-, de la falsa analogía, de la conjunción, de la reversibilidad, post hoc ergo propter hoc); 2) las paradojas (de la tolerancia –la tolerancia sin límites acaba en la desaparición de la tolerancia-); 3) las generalizaciones precipitadas y desmesuradas; 4) los errores –de selección, de definición-; 5) los mecanismos mentales de autoengaño (sesgos: confirmatorio, de atribución, de aversión a las pérdidas, como ejemplos); 6) las ilusiones cognitivas (la ley de los pequeños números, accesibilidad, entre otras). Todo este andamiaje cognitivista se comprende más fácilmente al considerar el doble modo de proceder de nuestro cerebro, puesto de manifiesto por Kahneman y Tversky: el automático (sistema 1: rápido, asociativo…) y el analítico (sistema 2: lento, controlado…). Si nos guiamos sólo por el primero, las precauciones señaladas tienden a desaparecer, facilitando el terreno a las pseudociencias, si por el contrario nos dejamos guiar por el segundo, avanzaremos, eso sí lentamente, por la vía de la ciencia (de las distintas disciplinas científicas).

 No podía faltar en este planteamiento las relaciones entre ciencia y religiones. La postura del autor es clara y contundente: hay manifiesta incompatibilidad entre la una y las otras.

Al acabar esta reseña he de confesar que percibo un sabor agridulce. Por un lado,  me alegra que un físico se base para su argumentación científica en los resultados de los experimentos llevados a cabo  por los psicólogos. Por otro, me entristece que no haya sido un psicólogo precisamente el que, en un libro, los haya sintetizado.  Me consuela, no obstante, que al menos sea un psicólogo el que ahora escriba estas líneas.

Animo, pues, a cualquier científico, de cualquier disciplina y, por supuesto, a cualquier amante de la verdad, a leer un libro que trata de poner en jaque la posverdad.

¿Clonar humanos?

Ayala, F. J. (2017). Madrid: Alianza Editorial.

¿Clonar humanos? Ingeniería genética y futuro de la humanidad.

Portada del libro clonar humanos

Portada del libro clonar humanos

No es necesaria una presentación especial del autor de este libro. Es bien conocido para los apasionados por la divulgación científica, tanto a escala nacional como internacional. El núcleo de su interés científico, puesto de manifiesto en sus  libros, ha sido y sigue siendo la evolución humana. Por eso no es de extrañar que las primeras líneas de esta nueva obra sean un recordatorio de lo tratado en las anteriores: El descubrimiento de la evolución humana a partir de no humanos es quizá el descubrimiento más importante de las ciencias naturales para nuestro propio conocimiento.

Somos el producto de una evolución que no ha sido previamente diseñada para que finalice con la aparición de nuestra especie: Homo sapiens. La selección natural sigue ejerciendo su función, por lo que seguimos evolucionando, como el resto de especies. Ahora bien, una serie de rasgos concatenados (bipedestación, cerebro grande –hipertrofia del cerebro-, habilidad manual, lenguaje, pensamiento, consciencia…), que patentemente nos diferencian del  resto de animales, posibilitan que esté en nuestras manos llevar a cabo un cambio radical de la evolución: de no ser hasta el presente propositiva  a poder serlo a partir de ahora. Estamos y nos sentimos capacitados, al menos en buena parte, para diseñar nuestro futuro, el de la humanidad, mediante el desarrollo y la utilización de la ingeniería genética (la cuarta revolución, tras la del vapor, la electricidad y la del ordenador). Con la genómica, la biología entra a formar parte de la big science.

Hoy podemos constatar que la evolución biológica se ha superado a sí misma (aun siguiendo presente), dando lugar a un nuevo modo de evolución: la propositiva (la evolución cultural).  La selección natural cede el  paso, aunque sigue en carrera, a una ingeniería derivada de los conocimientos del genoma humano. En el pasado, los diversos organismos (unidad evolutiva de la vida) han ido cambiando sus constituciones genéticas, a lo largo de siglos y generaciones, de acuerdo a las exigencias de los distintos ambientes. Ahora, los humanos podemos modificar a la par, en cierto grado, tanto nuestras herencias genéticas  como las herencias culturales, así como las interacciones entre ambas. La evolución puede ir (e irá) más rápida y estará, además, dirigida. Todo un cambio verdaderamente sustancial para el que conviene estar bien preparados, pues la humanidad va consiguiendo conocimientos y técnicas para dirigir su propia evolución, como se manifiesta con la ingeniería genética: conjunto de técnicas que permiten la recombinación del ADN en el laboratorio y su implante en los organismos.

La ingeniería genética puede ser negativa: terapia o cirugía genética (técnicas para corregir defectos en el ADN) o positiva: reemplazo de genotipos actuales por otros más deseables, bien sea de tipo somática o germinal (reproductora). Uno de los métodos actuales más potentes para realizar estos objetivos es CRISPR-Cas9, que permite cortar cualquier secuencia de ADN en cualquier organismo, incluidos los humanos. Así  pues, ya es posible “editar” genes particulares, activándolos o desactivándolos a conveniencia.

A la luz de lo expuesto, podemos intentar dar respuesta a la pregunta del título referida a la clonación de los humanos. Clonar genes se hace de forma rutinaria. Con la técnica PCR (reacción en cadena de la polimerasa) se pueden obtener millones de copias de un gen en solo unas horas. La clonación o duplicación celular en el laboratorio es práctica corriente desde hace decenios. En cuanto a la clonación humana, hay que distinguir la clonación terapéutica (clonación de células embrionarias) y clonación reproductiva (transferencia a un óvulo del núcleo de una célula somática). Esta última ha tenido lugar en animales, pero no se practica de momento en humanos. Sí se está llevando a cabo una clonación limitada, mediante la técnica de reemplazamiento mitocondrial (MRT), gracias a la cual se obtiene un embrión con genes de tres individuos. Entonces, ¿es posible o no clonar humanos? La respuesta contundente del autor: la constitución genética de una persona puede clonarse, el individuo no.

Si, como parece claro, hemos de hacernos cargo de la dirección de nuestra evolución –la de la humanidad-, parece coherente que vayamos analizando  nuestro potencial científico y tecnológico –que es mucho-, para detectar sus ventajas y desventajas. Este trabajo de síntesis divulgativa constituye un buen paso para iniciarse en el ejercicio de nuestra responsabilidad presente y futura, ante decisiones que pueden afectar sustancialmente a nuestra actual condición de humanos.

 

Progreso.

Norberg, J. (2017). Barcelona: Deusto.

Progreso. 10 razones para mirar al futuro con optimismo.

Portada del libro "Progreso"

Portada del libro «Progreso»

En principio, es difícil imaginar que racionalmente alguien pueda estar contra el progreso, pero si uno está hiperconectado digitalmente, y atento a la mayoría de noticias que nos llegan de los medios de comunicación actuales, puede manifestar un cierto  sentimiento bastante generalizado de malestar y disgusto, que en ocasiones puede desembocar en la concepción de que el mundo va mal, de que vamos a peor. Ante esta paradójica situación –progresamos y, sin embargo, parece que estamos peor-, Johan Norberg, reconocido economista sueco, nos ofrece un documentado trabajo en el que se ponen de manifiesto 10 razones para el optimismo.

Tras la lectura de este libro, dados los datos que aporta, parece quedar relativamente claro (muy claro para é) que: 1) La desnutrición mundial está disminuyendo en todos los continentes, aunque no haya sido erradicada en su totalidad (en la primera década del siglo XXI murieron de hambre 1.7 millones de niños, aunque esta cifra supone una reducción del 60% con respecto a la de mediados del siglo XX). 2) Los niveles de saneamiento están mejorando a escala mundial (el 96% de la población urbana y el 84% de la rural gozan de un acceso adecuado al agua potable). 3) La esperanza de vida está aumentando (antes del siglo pasado en ningún país se había logrado superar la barrera de los 40 años). 4) La pobreza está mostrando un claro declive (en los últimos 25 años la pobreza extrema ha caído a un ritmo de 50 millones de personas por año). 5) La violencia está también decreciendo (si prescindimos de nuestra miopía histórica), dando por tanto apoyo empírico a la teoría de la paz democrática. 6) El medio ambiente está en la actualidad mejorando, pese al coste histórico inmenso (contaminaciones) que ha habido que pagar por una prosperidad gracias a la cual ha mermado la pobreza. Los datos apoyarían la teoría de que la evolución de la contaminación sigue una línea de “U” invertida. Ahora, pues, nos correspondería el descenso. 7) Los niveles de alfabetización están claramente aumentando, aunque no se haya conseguido todavía la alfabetización plena (en torno al 14% de la población mundial todavía seguiría siendo analfabeta). 8) Somos más libres, la esclavitud ha sido abolida (está prohibida en prácticamente todos los países). 9) Aumento de la igualdad. Las discriminaciones de todo tipo (religioso, étnico, sexuales, de género…) están afortunadamente disminuyendo (aunque no desapareciendo totalmente) a lo largo y ancho del mundo. Al inicio de nuestro siglo pocos son los países que aún mantienen leyes  discriminatorias (Arabia Saudí, el Vaticano…) entre mujeres y varones, aunque la igualdad real, por desgracia, todavía no sea en modo alguno completa en casi ningún país, a juzgar por lo reflejado en el Índice Global de Desigualdad de Género –Foro Económico Mundial- o el Índice de Desigualdad de género –ONU-. 10) La próxima generación: se ha de partir de un hecho contundente. El trabajo infantil actual no llega al 10% de niños y niñas, a escala mundial. Se ha logrado cambiar una tendencia importante: el dinero ya no va de los niños a los padres, sino al contrario, a fin de que sus vidas puedan ser más largas y más satisfactorias. Las condiciones de la infancia nunca han sido, por consiguiente, mejores que las actuales.

Al final, como hace el autor, hemos de volver a la paradoja inicial: ¿Por qué mucha gente piensa (más bien siente) que el mundo va mal (a peor) cuando los datos (los que se aportan en esta obra) indican todo lo contrario? Con este trabajo lo que se pretende es que reflexionemos, que seamos conscientes de que tenemos al menos 10 razones para ser optimistas, siempre y cuando  analicemos con detenimiento (sin miopía histórica) el cúmulo de información que se nos aporta.

Ya conocemos sobradamente que los humanos no siempre emitimos juicios o tomamos decisiones racionales. De ahí la invitación a que, por una parte, evitemos ciertos sesgos psicológicos (la información negativa pesa más en la formación de la impresión final que la información positiva; la nostalgia de una edad de oro: no estar a la altura de los progenitores y antepasados, entre otros) y, por otra, nos abramos a lo que hechos y datos bien probados nos ponen de manifiesto: el progreso humano es toda una realidad.