Internet no es la respuesta

ANDREW KEEN (2016). CATEDRAL

Portada del libro "Internet no es la respuesta"

Portada del libro «Internet no es la respuesta»

Es difícil, por no decir imposible, que para los psicólogos y psicólogas educativos que han de ejercer sus funciones en el siglo XXI las nuevas tecnología digitales les resulten indiferentes y, muy en concreto, Internet. En un primer momento pareciera que su incorporación a los contextos educativos no podría traer más que ventajas: fácil acceso a todo tipo de información de forma inmediata, conexión social sin importar tiempo o distancia, oferta de casi todo tipo de ayudas para resolver dudas académicas y, además, para los nativos digitales, sin apenas esfuerzos. Desde este punto de vista, hemos necesariamente de alegrarnos de poder disfrutar de todos estos servicios digitales, siendo conscientes de que, como ya ocurrió con la imprenta, nuestros sistemas de enseñanza y aprendizaje analógicos han de tener que cambiar considerablemente, más allá de nuestros gustos o apetencias e incluso de nuestra valoración, más o menos positiva. De hecho, un asunto clave en nuestros días es el del cambio del papel del profesorado en su faceta de transmisor de conocimientos. Si cualquier tipo de información, de tan fácil acceso en red, está disponible tanto para profesores como para alumnos, ¿tiene mucho sentido que sigamos confiando en las clases como medio privilegiado de referida transmisión? Desde esta perspectiva, no nos queda más remedio, incluso a los más analógicos, que saludar con enorme satisfacción y agradecimiento al nuevo mundo digital que nos está tocando vivir. Cuanto antes se incorpore plenamente a nuestro sistema formal de enseñanza mejor, sin apenas dudas. Continue reading

La locura del solucionismo tecnológico

Morozov, Evgeny (2013). Madrid: Clave Intelectual.

Portada de "La locura del solucionismo tecnológico"

Portada de «La locura del solucionismo tecnológico»

Si hay algo que en nuestros días apreciamos sobremanera es el “solucionismo tecnológico”, sobre todo por parte de los así llamados “nativos digitales”, aunque los “analfabetos funcionales digitales” cada vez lo valoren más (tal vez al estar condicionados por el internet-centrismo y por la propia camisa de fuerza digital –eficacia, transparencia, certeza y perfección-). Además, pocas dudas caben que si hay un contexto donde se debiera apreciar y analizar este fenómeno tan actual ése debiera ser precisamente el educativo, donde han de convivir nativos digitales (buena parte de los alumnos) y “disfuncionales” digitales (algún que otro profesor que todavía no muestra las suficientes competencias digitales). La tesis que se defiende y documenta a lo largo del libro es muy clara: son considerables e innumerables las ventajas (de casi todo tipo) que nos ha traído consigo nuestra era digital. Es difícil, por no decir imposible, negarlo. Disfrutemos, pues, de ellas y más si cabe en los contextos formales de enseñanza. Continue reading