Ser humano

Dartnell, L. (2023/24). Ser humano. Cómo nuestra biología ha moldeado la historia universal. Barcelona: Debate

Los humanos somos muy buenos en algunas cosas (desarrollo de la ciencia y las tecnologías; la cooperación -el gran poder de nuestra especie-; también el superpoder demográfico y el aprendizaje cultural) y no tan buenos en otras (sesgos cognitivos: de confirmación, de disponibilidad, maldición del conocimiento, retrospectivo, de aversión a la pérdida, efectos de anclaje, halo o rebaño… y sus implicaciones en la toma de decisiones, personales y sociales). La evolución no aspira -porque no puede- a la perfección, solo -en el mejor de los casos- a lo suficientemente bueno -desarrollos superpuestos-.

El autor ha dedicado una trilogía -este es el último libro en ver la luz- para poner de manifiesto un cierto condicionamiento circular: interactuamos y condicionamos el mundo en el que nos ha tocado vivir (agricultura y domesticación de animales, ¿Antropoceno?: emisiones de gases de efecto invernadero…), a la par que este interactúa y nos condiciona a nosotros (enfermedades endémicas, epidémicas…): esto es lo que ha sucedido a lo largo de la humanidad -historia universal (analizada, en este caso, desde la perspectiva básicamente de la biología)-. Buen comienzo, ¿no? Pues sigamos.

Nuestra especie –Homo sapiens-, a lo largo de la evolución, ha sido capaz de ir disminuyendo considerablemente la agresividad reactiva impulsiva, ha mantenido la agresividad proactiva y calculada, a la par que ha aumentado la capacidad para cooperar -todos ganan (quid pro quo)- y ser altruistas –altruismo recíproco, espiral virtuosa, la amistad, la amabilidad con los desconocidos, la reciprocidad indirecta, el castigo de terceros (o altruista), violencia proactiva-.  El software de la civilización.

Un momento delicado de la historia universal lo encontramos cuando fue necesario compaginar el bipedismo -dificultades para dar a luz- y la inteligencia -necesario aumento del cerebro-, que en principio parecían casi incompatibles, y que constituyen en buena medida dos de las características específicas de la condición humana. La ayuda evolutiva complementaria para deshacer la incompatibilidad se materializó con los vínculos familiares -cerebro relativamente pequeño al nacer que crece (se desarrolla estructural y funcionalmente) después del nacimiento, gracias en gran medida a lazos típicamente humanos-.

Pasemos a ver algunos ejemplos ilustrativos de ese condicionamiento circular vertebrador: 1) Los efectos de las enfermedades endémicas de Saint-Domingue y la resistencia biológica de sus habitantes desempeñaron un papel muy importante en el curso de la historia mundial. De hecho, fueron las enfermedades preponderantes –infecciosas– las que moldearon la colonización y la historia de las Américas (del siglo XVI al XIX). Así pues, el duelo entre el Viejo y el Nuevo Mundo no fue tanto militar como epidemiológico. 2) En el caso de África, se constata que las enfermedades endémicas actuaron como barrera -hasta finales del siglo XIX- contra los intrusos europeos. 3) Completando esta perspectiva, es necesario traer a colación las epidemiaspandemias-, dado que han supuesto cambios duraderos en las sociedades afectadas (gripe de 1918, una de las más, si no la más, mortífera de toda la historia de la humanidad-, COVID-19…). El origen y evolución de la agricultura y de la civilización conllevaron la aparición de plagas, característica recurrente a lo largo de la historia. Si nos centramos solo en la viruela constatamos que fue la causa de las muertes de reyes, reinas y emperadores, dando fin a dinastías y, alterando en consecuencia, el curso de la historia (en casi toda Europa, Japón, Birmania…). 4) Otras formas específicas de comprobar este tipo de interacciones -además de los nexos entre hemofilia y casas reales, escorbuto y marineros, entre otros- las encontramos en las relaciones de ciertas sustancias (alcohol, cafeína, nicotina, opio…) y los cambios mentales, que a su vez afectan a los desarrollos económicos y sociales de las sociedades, que también inciden en nuestros cuerpos.

Ya lo intuyes. Estamos ante una visión histórica bien trabajada, novedosa, bien escrita y que a buen seguro te estimulará para reflexionar, superando de este modo frecuentes sesgos. Frente a perspectivas polarizadas -biología frente a cultura, por ejemplo-, nos encontramos aquí con una que trata de poner de manifiesto la necesaria interaccióncondicionamiento circular– entre lo que nos viene ya dado -la teoría de la evolución lo explica- y lo que nosotros somos capaces de poner, pudiendo de esta manera formar espirales virtuosas (cooperación, altruismo…) o círculos viciosos –guerras, cambio climático…). Y así, tras la reflexión, puede hacerse realidad la toma de decisiones -consecuente-.

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