La vida secreta de la mente

Sigman, M. (2015). Barcelona: Debate.

Portada del libro "La vida secreta de la mente"

Portada del libro «La vida secreta de la mente»

Si hay algo que podemos calificar como de muy relevante para los psicólogos y psicólogas educativos es el conocimiento de la mente, del cerebro, sobre todo si esos conocimientos científicos reflejan el cómo de nuestros aprendizajes y enseñanzas, pues éste (el cómo: los mecanismos concretos) ha de ser el objetivo esencial de estos profesionales. Este neurocientífico (Sigman), con amplia experiencia investigadora internacional (Iberoamérica, EE.UU, Europa), nos sintetiza en esta obra, de forma muy clara y sencilla, los conocimientos actuales sobre asuntos distintos (los pensamientos, las identidades, la conciencia, los sueños, entre otros), pero que están vertebrados por un manifiesto objetivo, formulado en forma de pregunta: “¿cómo podemos aprovechar lo que sabemos sobre el cerebro y el pensamiento humano para aprender y enseñar mejor?”

El marco general implícito del que se parte, como es fácil inferir para cualquier científico actual, es el evolucionista. Dentro de él, su encuadre más específico es claramente chomskyano (nuestro cerebro goza de una determinada arquitectura que le hace idóneo, por ejemplo, para el aprendizaje de cualquier idioma) frente al skinneriano (tabula rasa), y uno de los principios más básicos es el que podríamos denominar, llevando al agua a nuestro molino, del condicionamiento circular: el cerebro nos viene dado con determinadas predisposiciones pero con la suficiente flexibilidad como para ser desarrollado y estructurado en función del contexto. De ahí la pregunta que trata de responder en uno de sus capítulos: “¿Qué hace que nuestro cerebro esté más o menos predispuesto a cambiar?”

A partir de aquí el libro está plagado de referencias a experimentos, sobre todo realizados con niños, que nos posibilitan entender mejor cómo aprender y también cómo enseñar, pues se llega a hablar en el último capítulo del instinto docente de los niños. La tesis específica que se defiende es que cuanto mejor conozcamos los mecanismos de la arquitectura cerebral específica de los humanos (en especial de los niños) más capacitados estaremos para realizar una enseñanza acorde con nuestra naturaleza de seres sociales y culturales. Por traer a colación un ejemplo ilustrativo, muy bien desarrollado y explicitado ya por Kahneman (Thinking, fast and slow), contamos con dos grandes sistemas cerebrales (el dorsal y el ventral) que nos posibilitan hablar del cerebro serial (lento) y el cerebro paralelo (rápido). El aprendizaje, en esencia, se constituiría en el puente por antonomasia de estas dos vías del cerebro. Nuestras decisiones, a su vez, estarían condicionadas por el predominio de una u otra vía. Esta es la base desde la que se va a abordar también otro asunto de capital importancia: el nacimiento de la conciencia en el cerebro y cómo estamos, querámoslo o no, gobernados en buena medida por el inconsciente.

La lectura de este libro es, pues, recomendable, dado que el autor ha sido capaz de conciliar, con satisfactoria armonía, el rigor académico y la sencillez expositiva, en aras de proporcionar ayuda en la siempre posible mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Si lo queremos en sus propias palabras: “El libro esboza cómo todo este conocimiento (sobre el cerebro) puede ser utilizado de forma responsable para mejorar el experimento colectivo más vasto de la historia de la humanidad: la escuela.”

 

Marcar como favorito enlace permanente.

Comentarios cerrados.