La singularidad está más cerca

Kurzweil, R. (2025). La singularidad está más cerca. Cuando nos fusionamos con la IA. Barcelona: Deusto.

Portada del libro

Muy probablemente sea justo considerar a este autor como el pensador de la inteligencia artificial (IA) más influyente, internacionalmente, de las últimas décadas. De hecho, es de los pocos que no necesitarían ningún tipo de presentación, dado su reconocimiento mundial. Enormemente significativo es el mínimo cambio introducido en este título con respecto al de su volumen de 2005: La singularidad está cerca. Un más, sin aparente importancia, pero de una enorme trascendencia -si lo que se defiende es apoyado por los datos-. Pues vamos a ver qué da de sí este nuevo trabajo.

La tesis defendida desde inicios de este siglo establece que una serie de nuevas tecnologías convergentes, que avanzan a un ritmo exponencialley de rendimientos acelerados: la tecnología de la información crea bucles de retroalimentación en la innovación-, supondrán una transformación radical de la humanidad -fusión de las nuevas tecnologías con nuestra inteligencia (biológica) natural-. He ahí la singularidad (metáfora: incapacidad actual para comprender ese cambio tan radical), que tendría lugar hacia 2045 y mejorará la inteligencia general varios millones de veces.

Si hay, por tanto, apoyos empíricos -y en el libro se ofrecen datos al respecto-, entonces estaríamos bastante cerca de llegar a la meta, aunque quedan todavía muchos desafíos tecnológicos hasta llegar a la singularidad. Además, si todo saliera bien, nos adentraríamos en un mundo un tanto utópico, pero si saliera mal nuestra supervivencia podría verse amenazada –catástrofe existencial-. De ahí la importancia de estar preparados. Ese es el objetivo de esta obra.

Si dividimos el universo en etapas -seis concretamente -, nos encontramos ahora en la cuarta (Neocórtex/redes neuronales digitales), de tránsito a la quinta (Interfaces cerebro/ordenador: intranet corticaluna nueva riqueza cultural): nos afanamos por reinventar nuestra inteligencia hasta convertirla en un sustrato digital. Si nos centramos en los avances en la IA, en estos momentos ya comprobamos cómo se pueden ir combinando miles de habilidades individuales en una sola IA que la predispondrá para poder aprobar el test de Turing en breve. Todavía persisten ciertos defectos manifiestos: la memoria contextual, el sentido común y la interacción social. Teniendo esto en cuenta, se mantiene la fecha de 2029 como el año en que la IA pueda aprobar el test de Turing (IA de nivel Turing).

Los rendimientos acelerados (constante mejora de la relación precio/rendimiento…) no son solo el motor del progreso dentro del mundo digital -impactante en ciertos tipos de tecnología (las del control de la información, sobre todo)-, sino también en otras facetas de la vida (educación, salud -medicina regenerativa, simulaciones in silico, robots quirúrgicos, envejecimiento inapreciable, velocidad de escape de la longevidad…-, electrificación, alimentación -carne cultivable, agricultura vertical-…) –círculos virtuosos, pues-, pese al sesgo selectivo de nuestra atención (malas noticias, potenciales desafíos…) o al fenómeno de la nostalgia (cualquier tiempo pasado fue mejor, el pesimismo como profecía autocumplida…) o a la realidad de la automatización con la consiguiente pérdida de trabajos, a escala mundial, aunque a su vez suponga el surgimiento de muchos otros nuevos.

Por lo que estamos constatando, el futuro apunta a un proceso de mejora de las habilidades humanas -competencias- que va a consistir en la ampliación de estas gracias a la fusión (computronium, sexta etapa) con la tecnología -digital- inteligente que se está creando y que avanza a un ritmo exponencial (nanorrobots médicos-…): ampliación del neocórtex humano conectado a la nube, fusión completa con la IA (con el tiempo el cerebro no biológico puede llegar a rondar el 99%neocórtex virtual, se trataría de ampliar el neocórtex en la nube-).

De una cosa se puede estar seguro por la ya señalado: si no se lee el libro se corre serio peligro de sentirse bastante perdido con respecto a lo que nos tocará vivir -muy probablemente- en las próximas décadas, lo que en modo alguno quiere decir que uno tenga que asumir todas y cada una de las predicciones que vertebran esta obra. En suma, que el futuro no te halle desprevenido (robot de segunda clase, humanos no mejorados tecnológicamente…), si quieres además hacer frente debidamente a los riesgos -amenazas- que este tipo de progreso entraña: autodestrucción asegurada, supervirus, armas nanotecnológicas –plaga gris/plaga azul-, IA superinteligente -el mal uso, desalineación externa e interna-, entre otros. Lo agradecerás –cauto optimismo-. Suerte, pues.

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