Galef, J. (2021/23). La mentalidad del explorador. Por qué algunas personas ven las cosas con claridad y otras no. Barcelona: Paidós.
Desde un principio se pretende ir al grano, dentro de lo que es una obra neta y manifiestamente divulgativa. ¿Cómo podemos definir la mentalidad del explorador? Como el deseo de ver las cosas tal como son –discernimiento, honradez intelectual- y no como nos gustaría que fueran, evitando en lo posible los frecuentes autoengaños –distorsiones (inconscientes) de nuestro cerebro-, gracias sobre todo a una actitud de mejora, que supone, conceptualmente, ir más allá de las en estos momentos abundantes críticas contra la irracionalidad. Comencemos, pues, sin demora, ya que la oferta parece atractiva –validez aparente inicial-.
El núcleo del planteamiento que se va a defender parte de las dos supuestas formas de pensar, que, aunque diferentes, conviven en las personas, pues somos una mezcla de explorador y soldado -mantenemos ciertos equilibrios entre ambas a lo largo de nuestras vidas-, denominadas mentalidad del explorador (razonamiento motivado exacto: ¿es verdad?) y mentalidad de soldado (razonamiento motivado direccional, guiado por motivaciones inconscientes, que predisponen al atrincheramiento en nuestras creencias: ¿puedo creerlo?, ¿debo creerlo).
A priori, ante este panorama dicotómico casi todo el mundo se inclinaría por la pertenencia y el ejercicio de explorador/a. Entonces, ¿por qué la dura realidad nos descubre que en nuestra existencia cotidiana nos comportamos bastante frecuentemente como soldados? Pues porque la mentalidad de soldado forma parte consustancial de nuestro cableado cerebral.
Nuestro cerebro cuenta, en consecuencia, con muchas razones para ello. Se pueden sintetizar en: 1) la conveniencia (para evitar emociones desagradables: es el destino, por lo que no puedo hacer nada al respecto), 2) la autoestima (epistemología masoquista: lo que duele es sano), 3) la disposición de ánimo (confianza desmesurada), 4) la persuasión (merezco que me tengan en cuenta), 5) la imagen pública (gestión de impresiones: modas ideológicas) y 6) el sentimiento de aceptación (integración social). Si no es ciertamente la mejor opción desde el enfoque aquí defendido, debido al predominio del sesgo del presente o a la recompensa inmediata, en tanto ejemplos ilustrativos, no siempre resulta totalmente contraproducente.
¿Cómo sería entonces posible practicar más a menudo la mentalidad del explorador, contando con la ineludible realidad del asentamiento cerebral en la especie humana del otro tipo de mentalidad, es decir, el paso paulatino de soldado a explorador?
Haciendo que la verdad esté por encima del ego.No distorsionando el mapa de la realidad ni autojustificándonos casi continuamente –autoconfianza irracional, mitos sobre la autoconfianza (epistémica y social)- y sí, en cambio, siendo conscientes de los razonamientos motivados direccionales –para paliarlos o evitarlos-, dado que no suelen incorporar la varianza (esperada) a las expectativas.
Esto ocurre cuando: a) se admiten los errores –reconocerlos te permite acertar más-, gracias a experimentos mentales en la búsqueda de posibles sesgos o razonamientos motivados -doble rasero, test de conformidad…-; b) se asumen las críticas fundamentadas –buenas (válidas) estrategias de afrontamiento-; c) se hace todo lo posible para no caer en los autoengaños –demasiado seguros de nosotros mismos: ¿te atreverías a apostar sobre lo afirmado?- y d) se está dispuesto a aprender de lo que puedan aportar otras perspectivas distintas a la propia –tomarse en serio las ideas valiosas de los demás, estar al día de los avances y hallazgos de las diversas disciplinas científicas, incluso cuando uno/a no sea científico (científicos ciudadanos), o actualizarse en un sentido netamente bayesiano (ajuste de la probabilidad debido a nueva información)-.
Llegados a este punto, nos toca llevar a cabo una decisión -¿de soldado, de explorador, o de un cierto equilibrio entre ambos? ¿Me merece la pena la lectura de este libro? Sí, si lo que deseas es conseguir una introducción sencilla al planteamiento de la autora sobre estos dos tipos de mentalidades, que conviven en nosotros a lo largo de la vida, y que ella misma se ha encargado de delimitar con un lenguaje sumamente claro y sencillo. Es en este sentido –en el de la ayuda a una decisión justificada- en el que esta reseña tal vez te pueda ser de utilidad, que es justamente lo pretendido. Suerte, pues, al explorador/a que a buen seguro intentarás llegar a ser.