La buena -científica- orientación universitaria
Si en Educación -sistema educativo- podemos hablar, con fundamento, de tres grandes modelos: 1) el más clásico, centrado en el profesor, en tanto transmisor de conocimientos ante un alumnado más bien pasivo; 2) el actual, surgido en el siglo XX, en el que se hace hincapié en el estudiantado -personas básicamente activas-; 3) el del futuro, que con alta probabilidad predominará a lo largo del siglo XXI, y en el que se tienen en cuenta a los dos grandes protagonistas en los procesos de enseñanza y aprendizaje -profesores y estudiantes- y, muy especialmente, sus interacciones en torno a los currículos, algo muy semejante es válido para la Orientación Educativa.
Aquí, como sucedía con la Educación, ha predominado a lo largo del tiempo un modelo que se fijaba ante todo y sobre todo en las personas especializadas en Orientación. Estas eran las que poseían los conocimientos que deberían ser útiles -probados científicamente- para un estudiantado que casi únicamente se tenía que dejar llevar -guiar, orientar-.
En nuestros días, la situación ha cambiado mucho, pues el alumnado es consciente de una serie de necesidades que no siempre se cubren de forma adecuada. La cuestión clave, pues, es esta: ¿hasta qué punto los adultos -orientadores- conocen científicamente las necesidades sentidas de alumnas y alumnos universitarios de nuestros días?
Si todavía queremos ir más allá, vislumbraríamos de inmediato un tercer modelo: el de la interacción, el de la bidireccionalidad -asimétrica-, el de la estrecha colaboración de Orientadores y Orientados que trabajarían, conjuntamente, en la satisfacción de las verdaderas necesidades -sentidas y expresadas, debidamente jerarquizadas-.
Este es el marco general -amplio- en el que nos vamos a mover en este IV Congreso Internacional de Orientación Universitaria (CIOU25), organizado por el Departamento de Investigación y Psicología en Educación de la Universidad Complutense de Madrid,con la estrecha colaboración de las Facultades de Psicología-Logopedia y Educación-Centro de Formación del Profesorado. También colaboran las Universidades de Zaragoza, Valladolid, UNED y la Politécnica de Madrid.
Trataremos entre todos de conocer, en primer lugar, cuáles son las necesidades –preuniversitarias, universitarias y posuniversitarias-, para después, en segundo lugar, centrarnos en el análisis de las herramientas -teorías, programas…- con las que contamos ya -las más eficientes- para poder satisfacerlas.
Parece atractiva la oferta, ¿no? De ahí que contemos contigo para vernos a primeros de julio de 2025 (del 2 al 4), en la Facultad de Educación de la UCM. Te recibiremos con los brazos abiertos. El reto de una buena orientación universitaria se merece nuestra participación colaborativa. Esperamos ser de utilidad. Pongámonos mutuamente a prueba. Así es la ciencia -de la buena orientación educativa-.