Whitehouse, H. (2024/25). Herencia. Los orígenes evolutivos del mundo moderno. Barcelona: Debate.

Si la metáfora o símil -hilo conductor- para entender nuestra evolución -como especie: pasado, presente y futuro colectivo- es la de un jardín, contamos ya con una primera estimulación positiva, ¿no? En el jardín pueden perfectamente convivir -sin políticas de silos (académicos)- lo que surge sin intencionalidad previa y lo patentemente propositivo -¿el esbozo de una nueva ciencia (transdisciplinar) de lo social: complementariedad metodológica (etnografía y método experimental), de enfoques (investigación cualitativa y cuantitativa) y de disciplinas (antropología, psicología…)?-.
El punto de partida de esta nueva ciencia de lo social: los tres sesgos. El de la compulsión imitativa (conformismo), el de la religiosidad (credulidad) y el del tribalismo. Los tres han dado lugar a lo mejor y a lo peor del Homo sapiens. Entonces, por la cuenta que nos trae, pensando sobre todo en nuestro futuro, hemos de conocerlos y encauzarlos, a fin de poder rescatar a una -nuestra- civilización enferma. Este es el objetivo fundamental de este volumen. El mensaje final, ya se anticipa, es esperanzador, aunque condicionado lógicamente por las decisiones que vayamos tomando en cada caso. Comencemos, pues.
Dentro del primer sesgo (conformismo), la tesis que se defiende es el valor de la perspectiva ritual (sobreimitación, forjar identidades, afiliarse a grupos… sesgo de conformismo) con respecto a la perspectiva instrumental -lógica de casusa y efecto… sesgo de prestigio– cuando queremos comprender más plenamente la cultura imitadora, a lo largo y ancho de la historia de la humanidad -distintos tipos de sociedades-, realizando a la par los pertinentes experimentos desde la más tierna infancia.
Hemos vivido y seguiremos viviendo en un mundo de rituales, que en general, fomentan la cohesión, la cooperación y la visión de futuro. Entenderlos desde un punto de vista científico es, en consecuencia, muy relevante, vitalmente hablando. Así la rutinización nos abriría la puerta a la cooperación cuando las sociedades pequeñas van aumentando de tamaño -expansión de la agricultura: revolución neolítica, cultura Harappa…-. Asimismo, los rituales emocionalmente intensos aparecen más relacionados -correlacionados- con los grupos pequeños y los de menor intensidad emocional con los mayores.
Pasemos al segundo sesgo (credulildad: sesgo de religiosidad, religión salvaje), siendo conscientes de que hay cabida para una ciencia cognitiva de la religión sobre los fundamentos intuitivos de la religión salvaje, subproductos de la evolución -la otra vida, el contagio, el creacionismo, el antropomorfismo… los 7 principios cooperativos-.
A medida que las poblaciones crecen -a partir de la transición a la agricultura- se han ido imponiendo la persuasión y la coerción -santificación de las élites y deificación de los gobernantes- para evitar la tentación de rebelarse, así como el contacto con los ancestros -rituales- para el mantenimiento de los lazos grupales. Las religiones moralizantes -axiales- han desempeñado así un doble papel histórico: a) el positivo (la colaboración en el paso hacia la justicia, equidad y reciprocidad) y b) el negativo (el amparo imperialista y los conflictos sangrientos -guerras-), con base en el tribalismo.
Con respecto al tercero (tribalismo: luchar y morir por el grupo), el sufrimiento compartido favorece la unión grupal. Esta se debe a una fusión previa de identidad, como parece suceder en los ritos de iniciación dolorosos o en las experiencias de gran intensidad compartidas. Se constata, pues, la existencia de un sentimiento de compartir una esencia -identificación (endogrupo/exogrupo), desindividuación, fusión extendida de identidad, guerra santa/justa secular, valores sagrados, combinación de fusión con los míos y amenaza de los otros, sesgo de falso consenso, complejidad integradora… nuevas ciencias del tribalismo: la doble cara del tribalismo-.
Libro bien escrito y documentado –casi cuatro décadas de investigación– en el que se ponen de manifiesto las ventajas de la colaboración interdisciplinar y la pluralidad de métodos a la hora de obtener apoyo -o refutación- para las hipótesis propuestas. En cuanto a resultados: se nos muestran los lados más brillantes (conocimientos científicos, desarrollos tecnológicos, cooperación, mentalidad de futuro…) y los más oscuros (muertes humanas sacrificiales, desigualdades sociales y económicas, esclavitud, guerras, pogromos, genocidios…) de nuestra historia evolutiva en el planeta. Nuestro futuro dependerá de qué facetas queramos -y podamos- potenciar de los tres mayores sesgos (conformismo, religiosidad y tribalismo) en un escenario global. Quedarse al margen, no es, a buen seguro, la solución (ciudadanos globales responsables). Somos una especie al borde de un precipicio: necesitamos reimaginar nuestra naturaleza -aprender a gestionar mejor nuestro conformismo, el anhelo religioso y el tribalismo (teratribu: cohesión global); combinar el ritual rutinario y el pensamiento instrumental (sus lados más positivos)-.