Hawking, S. (2018). Breves respuestas a las grandes preguntas (2dª ed.). Barcelona: Crítica.
Si en la segunda década del siglo XXI afirmamos de algunos científicos que no necesitan presentación, cuando estamos realizando la recensión de alguna de sus obras, uno de ellos es sin duda alguna Hawking, gran físico teórico de nuestro tiempo, recientemente fallecido (marzo de 2018). En este libro, eminentemente divulgativo, que no llega a las 300 pequeñas páginas, su autor, ayudado en su finalización por colegas académicos y familiares, entre otros, trata de mostrarnos de una forma sencilla, y con el sentido del humor que le era tan propio, lo que nos tiene que decir en estos momentos la ciencia ante las grandes cuestiones vitales que los humanos, a lo largo y ancho de la historia, nos hemos ido planteando: origen, evolución y fin de nuestro universo y de nosotros mismos. De ahí que, como el propio autor nos recuerda, sean asuntos que interesan o debieran interesar a todo el mundo, pues nos afectan en lo más profundo y cotidiano de nuestras vidas.
Esta aportación resulta muy ilustrativa, tanto por los conocimientos que proporciona (mecánica cuántica, teoría de la relatividad, entropía, agujeros negros, singularidades, inteligencia artificial, Big Bang, Big Crunch, principio de incertidumbre, ondas gravitacionales, gravedad cuántica, a título de ejemplos prototípicos), cómo por el modo de describirlos y explicarlos. Lo hace poniéndose en todo momento en la perspectiva del lector, de cualquiera que realmente quiera saber con sinceridad qué puede esperar de la ciencia ante los grandes interrogantes de los humanos, por el hecho de serlo: ¿cuál fue el inicio del universo y cuál puede ser su fin?, ¿de dónde venimos los seres humanos y cuál puede ser nuestro destino final?, ¿podemos controlar la inteligencia artificial o puede su desarrollo suponer nuestro fin?, ¿sobreviviremos si nos quedamos en la tierra o hemos de colonizar el espacio?, ¿hay vida (inteligente) fuera de nuestro planeta?, ¿cuáles son las ventajas e inconvenientes de nuestro modo actual de vida?, ¿cómo podemos afrontar los grandes retos de nuestro presente e inmediato futuro: superpoblación, cambio climático, guerra nuclear, entre otros?
Tan vez la característica más distintiva de todo el libro es que su autor va mostrando cuál es el relato científico actual ante todos y cada uno de estos interrogantes, contraponiéndolo a otros posibles relatos, que van desde los planteamientos más clásicos de la propia ciencia hasta los de tipo social o religioso. Hawking entiende, como buen y gran científico que ha sido, que los relatos científicos más actuales son los más convincentes por ser los mejor fundamentados, siendo no obstante respetuoso con quien desea vivir su existencia desde otras cosmovisiones: la religiosa o la no científica. Aboga, en consecuencia, por estar científicamente alfabetizados. Esta fue su gran ilusión y pasión, sin dejar de lado sus buenas relaciones familiares y sociales, como pone de manifiesto su propia hija en el libro.
Pese a mostrarse orgulloso de los enormes avances científicos producidos en nuestros días (básicamente desde finales del XIX hasta ahora), que patentemente han modificado de forma radical nuestros conocimientos anteriores, pone de manifiesto que todavía nos queda un larguísimo camino por recorrer, gracias al cual es probable que algún día podamos responder satisfactoriamente a cómo apareció la vida en la tierra, qué es la conciencia, si estamos solos o acompañados en el inmenso universo, o si es posible el desarrollo controlado de la fusión nuclear en nuestro planeta, entre otros grandes asuntos. Para ello hemos de cuidar diligentemente a las nuevas generaciones con sistemas educativos que despierten y fomenten la curiosidad por desvelar científicamente los secretos que aún permanecen ocultos. En este sentido, su pronunciamiento es claro: el futuro del aprendizaje y la educación es Internet. Dentro de este medio digital todos pueden preguntar y responder, todos pueden interactuar. Se puede crear así un círculo virtuoso.
La lectura atenta de esta su última aportación es tal vez uno de los mejores medios de lograr una auténtica alfabetización científica. Espero que así sea. Él se sentiría orgulloso de haber contribuido a este inmenso logro para la humanidad.